Todas las televisiones ucranianas recogieron esta semana el momento. El español y el primer ministro ucraniano firman un ambicioso acuerdo para la española Gas Natural. 850 millones para la construcción de una planta de gas en el Mar Negro que había puesto nervioso a su competidor en Rusia. Días después se revela que el firmante es un impostor. Gas Natural niega cualquier participación en el acuerdo. El oportunista responde al nombre de Jordi Sardá Bonvehí. El catalán se presentaba como el interlocutor de varias empresas energéticas españolas. Su matrimonio con una ucraniana le dio tablas con el idioma y le abrió la puertas del país. Ucrania no confirma si ha recibido dinero. Tampoco está claro su paradero.