Estudiando al detalle los resultados y las felicitaciones en sus teléfonos móviles, el vencedor de las elecciones se dirige a París, a la plaza de la Bastilla, donde sus simpatizantes le esperaban desde primera hora de la tarde, y donde hace 31 años, miles de franceses se felicitaban por la victoria de Francois Mitterand. A las 11 y media de la noche, la fiesta era total. Hollande cogió el micrófono, se mostró muy agradecido y se autoproclamó como el presidente de la juventud de Francia.