El pueblo de San Marcial vibra con el gol de Morata en los minutos finales de la segunda parte. Llevan toda la noche jaleando a su paisano, Unai Simón, que nada pudo hacer ante el golazo del italiano Chiesa al inicio, tras el descanso del partido. Y, aunque la noche se presenta más que fresca en el pueblo zamorano del guardameta de La Roja, ahí aguantan para la prórroga.