Hablar con un ser querido fallecido es posible con la IA... pero cuidado

La delgada línea roja entre la ética, la psicología y la religión

Escuchar a un ser querido fallecido puede sanar pero también hundir

La inteligencia artificial y las tecnologías relacionadas requieren grandes volúmenes de agua para refrigerar los ordenadores.

La inteligencia artificial y las tecnologías relacionadas requieren grandes volúmenes de agua para refrigerar los ordenadores. / Pixabay

La Inteligencia Artificial descubre hitos insospechados. Tantos que a menudo uno puede preguntarse dónde está el límite. Es el caso de esta posibilidad que abre la IA al permitir recrear la voz de una persona que ya falleció. "Jugar" con la muerte es delicado y utilizar la Inteligencia Artificial para contactar con el más allá roza ese umbra en el que la religión, la psicología y la ética se entremezclan.

¿Cómo lo hacen?

Para ello son necesarias grabaciones de audio de la persona fallecida. La IA las guarda en una base de datos, las procesa y de ahí genera conversaciones. No es algo nuevo y hay distintas empresas que lo frecen. Sin embargo, esto puede afectar a todas aquellas personas que se encuentran en una situación de duelo ante una pérdida reciente. O incluso en casos de pérdidas ya antiguas puede traer al presente recuerdos olvidados que generen un impacto psicológico negativo en su ser querido superviviente.

Resucitar a los muertos ya no es solo un parábola del Nuevo TestamentoCoreanos y norteamericanos¿por qué no los zamoranos?pueden ya tocar, sentir y hablar con sus seres queridos fallecidos. La Inteligencia Artificial(IA) abre no una ventana, sino un abismo al que da verdadero vértigo asomarse: con imágenes que recompongan la evolución física de la persona, documentos de voz y las cualidades que tenían la utopía está cumplida, confirma Paula Vega Garcíaexperta en propiedad intelectual, investigadora postdoctoral Margarita Salas de la Universidad de Oviedo, que disertó ayer en el Congreso Internacional de la UNED sobre la materia en Zamora.