Los RFID son unos microprocesadores que recogen información sobre productos, lugares, plazos y transacciones que permiten una identificación mucho más rápida que los códigos de barras y que, además, no necesitan contacto y funcionan en condiciones difíciles, excepto cerca del agua o de metales.

Además de sustituir a los códigos de barras, también se utilizan en las tarjetas de identificación como los abonos de transporte.

Ante su crecimiento, la CE dio a conocer hoy un conjunto de recomendaciones para proteger la intimidad y los datos cuando se utilicen estos chips que ya superan los 6.000 millones de unidades.

Entre otras iniciativas, Bruselas señala que las empresas y organismos públicos que utilicen microprocesadores inteligentes deben dar a los consumidores información sobre el tipo de datos que serán recogidos y el fin para el que serán utilizados.

También aboga por evaluación de las consecuencias para la protección de datos y la intimidad, antes de utilizar los microprocesadores inteligentes.

"Los microprocesadores inteligentes, una prometedora tecnología para el futuro, pueden simplificarnos la vida de diversas maneras", señaló la comisaria de la Sociedad de la Información y Medios de Comunicación, Viviane Reading.

No obstante, matizó que "los consumidores europeos deben tener la seguridad de que cuando se trate de sus datos personales, su intimidad será inexpugnable".