El motivo (no estético) por el que muchos los gorros llevan pompón

Tiene una función más práctica que decorativa que no sabías

Un gorro de lana con pompón.

Un gorro de lana con pompón. / LNE

P. O.

¿Eres de los que usa siempre un gorro? Se trata de un complemento muy útil en invierno y que, además, favorece a muchos hombres y mujeres. Ni qué decir a los niños. Aíslar del frío, el viento y en algunos casos la lluvia, si bien existen multitud de modelos. Entre ellos, hay un clásico entre los clásicos: el mítico gorrito de lana con pompón.

En este artículo, procederemos a desvelar las teorías dominantes sobre el origen del pompón que llevan algunos gorros de invierno en la parte superior. Una finalidad que, según apunta una de las principales hipótesis, tiene que ver con la seguridad del usuario.

Para qué sirve el pompón del gorro

Existen numerosas teorías acerca del origen y verdadera función del pompón del gorro. Una de las más aceptadas se remonta a la época vikinga, concretamente entre los siglos VIII y XI. Feyr, dios de la lluvia, del sol naciente y de la fertilidad fue representado en una estatuilla hallada en Södermanland, Suecia, en 1904, con un pompón en su casco.

Algunos historiadores consideran que era simplemente un elemento decorativo, mientras que otros apuntan a que servía para quitarse el casco con mayor facilidad. Otra teoría, más vinculada estéticamente con el pompón actual, se relaciona con la gorra Monmouth, utilizada en el siglo XVI en Inglaterra por soldados y marineros.

La curiosa teoría del pompón del gorro

El pompón de los gorros también desempeñó un importante papel en la época napoleónica, concretamente en el uniforme de los soldados de infantería. Este adorno se colocaba en la parte superior del gorro de los soldados y su color servía para informar de la compañía a la que pertenecían.

Pero la teoría más curiosa de todas se remonta al siglo XIX, y tiene su origen en la marina francesa. Según esta posible razón, en 1858 un soldado sufrió un grave accidente en un barco amarrado en el arsenal Brest durante la visita de la emperatriz Eugenia. Debido a una ola, el militar se golpeó con la cabeza en el techo de la embarcación, un suceso que era muy habitual entre los marineros. La emperatriz ofreció un pañuelo al marino, a modo de apósito, que quedó completamente empapado de sangre.

Para evitar estos fatales desenlaces, se decidió colocar una borla roja (el color, en homenaje al gesto de la emperatriz) para proteger la cabeza de los marinos, amortiguando los golpes.