El cepillo de dientes nació en una cárcel

P. O.

No te imaginas la vida sin él pero no siempre los seres humanos han tenido a mano un cepillo de dientes con el que mantener a punto su higiene bucodontal. De hecho, el artilugio más parecido a lo que ahora tienes en tu baño tiene fecha de nacimiento: 1780, y también un lugar de origen que quizá no esperabas: la cárcel.

Hasta la fecha, un trapo fino y limpio era el sustituto del cepillo, pero el problema fue cuando unos disturbios callejeros en Inglaterra llevaron a prisión a muchos ingleses preocupados por sus piezas dentales. Al parecer, los paños y telas de la cárcel no debían de inspirarles mucha confianza por lo que uno de los encarcelados, William Addis, ideó el antecesor del cepillo de dientes.

Un hueso de carne

Con un hueso de pollo de la cena y unas cerdas que consiguió a cambio de una pequeña suma de dinero -lo que es un soborno de toda la vida- realizó unos pequeños agujeros sobre el hueso en los que colocó los pequeños hilos para poder lavarse los dientes con un mínimo de higiene. Cuando cumplió su pena por los disturbios callejeros el preso fundó la compañía Addis para comercializar los cepillos. De hecho, aún existe la marca.

¿Sabes cómo lavarte BIEN los dientes?

Lo ideal es que todo el mundo se lavase los dientes después de cada comida, pero es casi imposible por el ritmo de vida que llevamos. Entonces, los expertos recomiendan hacerlo tras las tres comidas principales, durante al menos dos minutos, y con una pasta fluorada a poder ser. Pero esto no es suficiente.

En una entrevista con Infosalus, el doctor Juan Carlos Llodra Calvo, que es médico estomatólogo, y director ejecutivo del Consejo General de Dentistas, defiende que lo fundamental para lavarse bien los dientes es lavarse todas las superficies de los dientes, por fuera, y por dentro, y hacerlo de manera sistemática.