Con solemnidad y emoción, la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla celebró la Fiesta del Cementerio o de Difuntos, después de que el pasado año la pandemia obligara a limitar la tradición de honrar a los fallecidos a un responso en el camposanto, al que solo asistieron el capellán y ocho hermanos.

La Fiesta del Cementerio tiene su origen en uno de los fines fundacionales de la cofradía, rogar por las almas de los hermanos difuntos, y se celebra el domingo siguiente al 2 de noviembre, Día de las Ánimas.

Como manda la tradición, la procesión partió de la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, desfile en el que los escribanos portaron el guion y en el que volvió a repicar una pequeña campana, que recordaba a la que cargaban los postulantes de Ánimas de la Campanilla.

Cofrades portan la campana para el rezo de los responsos. | M. J. C.

En el desfile, en el que varios cofrades portaron una corona de rosas moradas, color que, junto al negro, identifica a la hermandad toresana, también participaron el capellán de la cofradía, Juan José Carbajo, y los miembros de la junta rectora.

En el primer tramo del recorrido, los miembros de la comitiva realizaron varias estaciones para rezar un responso, que sirvió para recordar a los fallecidos en Toro en el último año y, en la parada efectuada junto al Ayuntamiento para que las autoridades locales se sumaran al desfile, la oración honró a los dirigentes políticos toresanos que ya no están, pero que en diferentes épocas de la historia trabajaron por y para la ciudad.

En las siguientes estaciones, el capellán recordó a los padres y madres fallecidos, a las personas que dieron su vida por España o a las que han muerto en accidentes de tráfico y laborales.

Juan José Carbajo oficia la eucaristía junto al catafalco instalado en el cementerio de Toro M. J. C.

Tras el rezo de un responso en la entrada del camposanto por los cofrades difuntos, los miembros de la comitiva y vecinos rodearon el catafalco instalado en el recinto para seguir la misa oficiada por Carbajo.

Una vez concluida la ceremonia religiosa en el camposanto municipal, los hermanos de la cofradía, autoridades y vecinos iniciaron el recorrido de vuelta, durante el que realizaron varias paradas para el rezo de responsos.

El desfile discurrió por varias calles de la ciudad hasta el cabildo de la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, en el que concluyó la celebración de una Fiesta muy arraigada en Toro y que sirvió para honrar a los difuntos que, a pesar del duelo, siempre pervivirán en el recuerdo.