Sus grandes manos delataban su pasado: el boxeo. Francisco San José, más conocido en Toro como “el boxeador”, perdió ayer la vida, a los 77 años de edad, al incendiarse su vivienda familiar, pero su recuerdo permanecerá mucho tiempo en el corazón de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocer a un gran deportista, que alcanzó destacados éxitos en su etapa como boxeador profesional, en la que llegó a proclamarse campeón de España y de Europa.

El deportista decidió retirarse, tras 28 combates, por razones de conciencia religiosa

San José, nació el 24 de enero de 1943 en Toro y, ya de niño, como reconoció en el artículo “Nuestra búsqueda de la fama en el cuadrilátero”, era conocido por ser un “peleón callejero”. En 1963, representó a España en los Juegos Mediterráneos celebrados en la ciudad italiana de Nápoles, en los que ganó una medalla de bronce. En lugar de intentar calificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio que tendrían lugar al año siguiente, San José decidió dar el salto a las “filas profesionales”. Tres años después, el 21 de enero de 1966, logró el título de campeón de España de los pesos pesados, durante un combate celebrado en el Palacio de los Deportes de Madrid el que, en un “duelo durísimo” que se prolongó doce asaltos, logró vencer por puntos al púgil Mariano Echevarría. San José, también consiguió el título de campeón de Europa de peso medio y, como boxeador, disputó 28 combates, de los que se proclamó vencedor en 13, perdió 12 y tres terminaron en empate. Durante su carrera, San José también fue sparring del famoso boxeador José Manuel Urtain, trabajo que compaginó con la disputa de combates en diferentes lugares del mundo, en los que enarboló la bandera de Toro.

Noticia publicada en 1966 en El Correo de Zamora cuando Francisco San José se proclamó campeón de España en Boxeo.

Con el paso del tiempo, comenzó a darse cuenta, de que, en algunos casos, los campeonatos no se resuelven en el cuadrilatero, sino en los despachos de empresarios y, después de una meditación profunda, decidió que el 17 de octubre de 1969 en la plaza de toros de Bilbao disputaría su última pelea.

El anunció de su retirada provocó sorpresa en la prensa deportiva, tras conocer que abandonaba el boxeo por razones de conciencia religiosa. Aunque se consideraba más bien ateo, tras recibir una visita de Testigos de Jehová sintió curiosidad por conocer en qué creían y, desde entonces, su vida cambió. San José intentó que su hermano menor, Carlos, siguiera sus pasos en el boxeo y, tras su retirada, decidió regresar a Toro que, además de llorar su muerte, tiene la oportunidad de saldar una deuda pendiente con uno de sus deportistas más laureados. Golpe a golpe, el toresano Francisco San José logró alcanzar su objetivo de convertirse en boxeador profesional en los años 60 y convertirse en campeón de España y de Europa. Toro llora la muerte del púgil , quien no pudo vencer a las llamas que ayer calcinaron su vivienda y que acabaron con su vida y con la de su esposa Áurea. Algunas de sus peleas forman parte de la historia del boxeo, un deporte que, en 1969 y tras 28 combates, decidió abandonar por razones de conciencia religiosa. San José fue un gran embajador de Toro en todo el mundo, ciudad que siempre llevó en su corazón y a la que decidió regresar cuando colgó los guantes y se apartó del cuadrilátero, decepcionado por algunas experiencias con empresarios.

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