Vecinos recorren el recinto por el circuito de seguridad creado por el Ayuntamiento. | M. J. C.

Los toresanos honraron ayer a sus difuntos, aunque muchos optaron por evocar su recuerdo de forma íntima y no visitar el cementerio en la fiesta de Todos los Santos, por la situación de crisis sanitaria provocada por el COVID. De hecho, las visitas al recinto funerario se redujeron notablemente respecto a pasadas ediciones de una celebración, en la que este año también se han notado las restricciones de movilidad, que han impedido a muchos toresanos regresar a su tierra natal para depositar flores en las sepulturas de familiares y amigos.

La segunda ola de la pandemia ha provocado que este año las visitas al camposanto se hayan distribuido a lo largo de varios días, con el objetivo de evitar aglomeraciones en su interior. Por este motivo, en el día de ayer el recinto registró un menor número de visitas, aunque el Ayuntamiento había implantado numerosas medidas para garantizar la seguridad, tales como la reducción del aforo, un doble circuito de entrada o salida, o limitar a una hora como máximo la estancia en el interior del cementerio.

El COVID ha impedido este año celebrar con normalidad una fiesta muy arraigada en Toro, en la que se repitieron emotivos gestos como la colocación de una corona de flores en la puerta del cementerio, con la que el Ayuntamiento honra a los toresanos difuntos. Tampoco faltaron a la cita los hermanos de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla que, junto al acceso principal del camposanto, recogieron donativos para la cofradía.