Hace 56 años Zamora se despertó sumida en un intenso dolor e impactada por la tragedia del pequeño pueblo sanabrés de Ribadelago que, en la madrugada del 9 de enero, fue arrasado por un torrente de agua, tras la rotura de la presa de Vega de Tera y que provocó la muerte de 144 vecinos. Este luctuoso suceso fue recordado ayer, desde el más profundo respeto, en el Hotel Spa y Bodega Valbusenda que ha querido rendir un sentido homenaje a las víctimas y a sus familiares, así como a los supervivientes, con la exposición "Ribadelago, en perpetuo recuerdo", que se podrá visitar hasta el 31 de enero.

Un total de 18 fotografías en blanco en negro de los devastadores efectos del torrente de agua, de las labores de rescate o de algunos supervivientes; otras dos instantáneas en color que reproducen una imagen actual de la presa rota o la lápida del pequeño Martín Parra Parra, fallecido en Ribadelago cuando contaba tan solo con 26 meses, y portadas de periódicos de la época que se hicieron eco de la tragedia, conforman la exposición que fue inaugurada ayer.

La muestra se completa con un documental que se proyecta en la sala de exposiciones y que relata la tragedia de Ribadelago. En el montaje, Valbusenda ha contado con la colaboración de Delfín Rodríguez, quien en el acto de inauguración cuestionó el incumplimiento de promesas como la construcción del Museo de la Memoria, realizada en la conmemoración del 50 aniversario de la catástrofe. "Solo algo permanece en pie, algo queda con vida", prosiguió Rodríguez, en referencia a "la memoria de los sanabreses", quienes, 56 años después, mantienen vivo el recuerdo de aquellos vecinos que perdieron la vida en el trágico suceso.

En la inauguración, el alcalde de Toro, Jesús Sedano destacó que la exposición de Valbusenda "nos permite desde esta zona de la provincia tener ese reconocimiento a las víctimas", a la vez que remarcó que "alguien no muere del todo, mientras los demás lo recuerdan". Asimismo, Sedano recordó la jornada en la que se conmemoró el 50 aniversario y que vivió con emoción al "escuchar el relato trágico en primera persona" de una de las supervivientes, testimonio que "no debemos olvidar". En este acto también participó el diputado y concejal, José Luis Prieto, quien, en su condición de ingeniero, trató de explicar a los invitados el motivo de la rotura de la presa de Vega de Tera en la noche del 9 de enero de 1959. Así, Prieto remarcó que la presa sufrió un "fallo de comportamiento" de los materiales con los que fue construida, a lo que hay que sumar un "diseño atrevido para su época", ya que se trataba de una presa aligerada con contrafuertes. En aquella época, como relató, se construyeron dos presas iguales, la de Vega de Tera y la de Puente Porto y, mientras que la primera se resquebrajó tras tres llenados, la segunda aguantó, porque "no estaba llena" y tras la catástrofe de Ribadelago fue vaciada. Para Prieto la presa de Vega de Tera "se rompió porque se asumieron unos riesgos y porque no se conocían bien los materiales".