Francisco Javier Ucero Pérez ha asumido con humildad y con orgullo su elección como pregonero de la Semana Santa. Toresano por los cuatro costados, guarda en su memoria innumerables recuerdos ligados a la Pasión, no sólo como espectador sino como integrante, durante 24 años, de la Banda de Música La Lira. Por su formación, licenciado en Estudios Eclesiásticos, Ucero vive la Pasión desde la religiosidad, aunque también es consciente de que en esta celebración confluyen otros matices ligados al arte, la cultura, las tradiciones o el turismo. El pregonero siente especial devoción por la que procesión del Miércoles Santo y que concluye con el canto de las Cinco Llagas, en el que ha participado en varias ocasiones. El sábado, a las 20.30 horas, Ucero pregonará la Pasión toresana en un solemne acto que se celebrará en La Colegiata.

-¿Le sorprendió que la Junta Pro Semana Santa le propusiera ser el pregonero de la Pasión?

-Me sorprendió muchísimo porque hay cosas que uno no espera y mi elección es una mezcla de responsabilidad y de orgullo. Llevo cuatro años fuera de Toro y aunque sigo ligado a Toro, me siento muy orgulloso de que se hayan acordado de mí en un momento tan importante, porque me gusta mucho la Semana Santa.

-¿Tiene pensado qué mensaje intentará transmitir en el pregón?

-Creo que la Semana Santa es como la vida misma y significa celebrar en poco tiempo cuestiones humanas como el sufrimiento, la entrega, la alegría o la espera. Lo que tengo que intentar es hacer ver a la gente de forma sencilla que la Semana Santa no sólo son tradiciones, sentimientos, cultura o arte, sino que es algo más. De hecho, si la Semana Santa no fuera algo más, después de más de dos mil años de este hecho histórico, nadie se acordaría.

-¿Incidirá por tanto en la importancia de vivir la Semana Santa desde la religiosidad?

-El centro de la Semana Santa es un hecho religioso y no podemos negarnos a ello. De hecho, si no fuera así no sacaríamos Cristos y Vírgenes en procesión.

-¿Las cofradías deberían ceñirse a vivir la Pasión como un hecho religioso?

-Muchas veces se centran en cuestiones, que por supuesto tienen importancia, pero deberían pensar si realmente son lo importante. En Semana Santa a veces nos liamos con cuestiones personales o técnicas y quizá las cosas deberían ser más sencillas y más espontáneas, aunque entiendo que tiene que haber una organización para que la Semana Santa transmita algo a la gente y ayude a las personas a reflexionar y a replantearse cosas.

-¿Las hermandades han olvidado en parte sus orígenes?

-Su origen es otro completamente diferente, aunque hay cofradías que están volviendo a capturar y recuperar cosas de sus orígenes que merecen la pena y eso está bien. Hay que ir puliendo cosas, hay que renovar cosas y la Semana Santa también tiene que irse adaptando a los tiempos pero sin olvidar su origen y su significado religioso. La Semana Santa es un hecho religioso propio de la Cultura española porque una procesión no se puede ver en otros países, aunque las procesiones son manifestaciones que desde el punto de vista de la antropología también se estudian.

-¿Cómo se debe adaptar la Pasión a los nuevos tiempos?

-No lo sé, creo que hay cosas que deben perdurar. La tradición está ahí y viene de nuestros mayores y eso es respetable, pero quizá para hacer comprender algunas cuestiones deberíamos renovarnos. El cómo esa es la cuestión. Hoy en día del hecho religioso en la calle poca gente habla, salvo en momentos puntuales como la Semana Santa o en momentos puntuales en la vida de una persona. De hecho, una de las grandes preocupaciones de la Iglesia es cómo poner el hecho religioso en la vida cotidiana de la gente, esa es la clave.

-¿De qué manera vive y siente la Semana Santa?

-Dentro de mi ambiente familiar siempre se ha vivido de una forma muy tradicional y en los últimos años me he sentido unido a la Semana Santa sobre todo por mi hermano que es cofrade y hace unos años fue abad. No obstante, esta tradición viene de muchos atrás. Recordaba el otro día a mi bisabuelo que era cargador del Cristo de la Expiración, del que se quemó en la iglesia de Santa Catalina en los años 50. A nivel personal, la Semana Santa tiene un gran significado para mí porque he estudiado Teología y esta celebración forma parte de un recuerdo y de una experiencia.

-¿Forma parte de alguna de las cofradías que procesionan en Toro?

-No formo parte de ninguna de las cofradías de Toro por una cuestión de casualidad aunque he participado activamente en la celebración de la Semana Santa no sólo como espectador, sino que he sido miembro de la Banda Municipal de Música durante 24 años. Es curioso pero soy cofrade de otra ciudad por una cuestión personal. Estuve seis años trabajando en el instituto Maestro Haedo de Zamora y coincidió que mi amigo del alma, mi maestro, mi compañero, Paco Escuadra que era el sacerdote de Santa María de la Horta y capellán de la cofradía de las Siete Palabras de Zamora, murió de un infarto. Tras marcharse Paco sentí una especie de impulso y pertenezco a esa cofradía. No obstante, me siento muy unido a la Semana Santa de mi pueblo y soy de los que no fallan nunca el Jueves Santo en la Bendición de los Conqueros o en el canto de las Cinco Llagas y soy de los que esperan en la Cuesta Empedrada cuando baja el Cristo de la Expiración el Miércoles Santo. Son lugares, son recuerdos los que me unen a la Pasión de Toro.

-¿Qué acto o momento de la Pasión toresana tiene un significado especial para usted?

-A mí siempre me ha gustado mucho el Miércoles Santo, creo que es un momento para estar con uno mismo y para los que somos creyentes replantearse cosas y rezar al lado de un Crucificado, que es una talla excepcional. También tienen una especial significación los últimos momentos de la procesión, después del vía crucis, cuando tiene lugar el canto de las cinco llagas, en el que he tenido la oportunidad de cantar dos veces. Creo que para un creyente y para un no creyente, es un momento que impacta. También me gusta la Bendición de los Conqueros y de hecho, la primera vez que pude ver este acto, se celebró en la casa particular del abad de Ánimas de la Campanilla, como se hacía antes. Esta bendición es un acto singular y particular.

Zamora, 1969

Francisco Javier Ucero Pérez nació en Zamora en 1969, aunque se considera toresano «por los cuatro costados». Cursó sus estudios de EGB, BUP y COU en Toro. Tras finalizar esta etapa, se trasladó a Salamanca para continuar con sus estudios y se licenció en Estudios Eclesiásticos en la Universidad Pontificia. Desde 1993 hasta 2009 fue profesor de religión en los institutos Maestro Haedo y Pardo Tavera. Desde enero de 2009 forma parte del Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias.