Investigación policial

Un falso ojeador abusaba de menores migrantes haciéndoles creer que iba a ficharlos para clubs de Barcelona

El hombre se habría acercado a los pequeños para ficharlos como futuros jugadores dadas sus "grandes capacidades", lo que les permitiría jugar en un futuro en equipos de fútbol de renombre, según prometía a sus víctimas

Un niño con balón de fútbol frente al local de la Llagosta del pederasta detenido.

Un niño con balón de fútbol frente al local de la Llagosta del pederasta detenido. / Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

Los Mossos d'Esquadra han detenido a un hombre de unos 60 años y de nacionalidad española por abusar sexualmente de al menos dos menores. Según la fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, el pederasta se hacía pasar por un ojeador de clubs de fútbol de Barcelona para engatusar a sus víctimas, que además pertenecen a capas sociales vulnerables. El sospechoso arrastra cuatro sentencias penales por hechos similares cometidos en el pasado, pero actualmente se encontraba en libertad tras cumplir las sucesivas. Los policías sospechan que podría haber más afectados.

El sospechoso ya había cumplido condena por hechos similares y, como prevé la ley, sus antecedentes policiales habían sido borrados

Los Mossos tuvieron conocimento de la actividad de este agresor sexual gracias a un club de Barcelona, que avisó de que había tenido constancia de su existencia a través de una familia. Los padres de un menor habían preguntado a los responsables de este club si era cierto que este hombre que había contactado con su hijo era realmente un ojeador que trabajaba para ellos. El club, alarmado, negó a estos padres cualquier vínculo con este supuesto ojeador y denunció los hechos.

Un club de Barcelona dio la alarma tras ser contactado por una familia

Agentes de la Unitat de Investigació de la comisaría del distrito de Sant Martí arrancaron unas pesquisas que permitieron llegar hasta el sospechoso, al que pudieron identificar porque usaba su nombre real. Lo primero que llamó la atención a los investigadores es que se trataba de un hombre con antecedentes policiales eliminados. Es decir, había sido detenido en el pasado pero, tal como prevé la ley, había reclamado que estos fueron borrados tras saldar su deuda con la justicia.

Condenas penales

Los investigadores averiguaron que las detenciones del pasado guardaban relación con cuatro causas judiciales por las que acabó condenado. En todas las ocasiones, por delitos vinculados al abuso sexual de menores. Por esas agresiones, además, cumplió condena en la cárcel. Los Mossos comenzaron a seguirlo.

Así los policías descubrieron que se trataba de un trabajador de una empresa de seguridad privada. Y que disponía de un local en La Llagosta (Vallès Oriental), en unos bajos ubicados cerca de la plaza de Catalunya de la población, una zona residencial de bloques de viviendas. Su tiempo libre, observaron los policías, lo pasaba rondando por parques y campos de fútbol de Barcelona. Cuando detectaba a una posible víctima, se acercaba y le contaba que le había visto jugar al fútbol, que tenía talento y que él trabajaba de ojeador para clubs de fútbol como la Penya Barcelonista BarcinoPenya Barcelonista Cinc Copes o el Fútbol Club Sant Martí.

El falso ojeador

Según las fuentes consultadas, no tenía tampoco inconveniente en entablar relación con los padres de la víctima, con quienes mantenía su rol de supuesto ojeador y representante de esos clubs. Escogía familias vulnerables, en su mayoría de origen migrante, a las que podía convencer más fácilmente. En ese contexto, se llevaba supuestamente a los menores a su despacho de La Llagosta con la excusa de hacer pruebas de esfuerzo y comprobaciones de carácter físico. Era entonces cuando la policía catalana considera que cometía los abusos sexuales, que, por el momento, no consta que excedieran de los tocamientos.

La investigación se precipitó el pasado jueves cuando, durante uno de estos seguimientos, los investigadores observaron que se citaba con un menor en Barcelona, que lo montaba en su coche y que conducía hasta La Llagosta. Los agentes vieron que levantaba la persiana metálica del local de la empresa de seguridad privada –fuera del horario comercial– y que entraban él y el menor en su interior. Decidieron intervenir. Según fuentes policiales, ya le había quitado la camiseta al menor cuando entraron en el establecimiento.

Nervios e intento de agresión

Según los vecinos, el sospechoso fue arrestado sobre la una del mediodía y comenzó a continuación un registro en el local, en presencia del sospechoso, que se alargó durante horas. La presencia policial en el local de este vecino llamó la atención. Y pronto se corrió la voz de que el dueño del local de las alarmas era un pederasta. "Era un hombre muy soso", explica la dueña de una pescadería ubicada a pocos metros del local del investigado. "Siempre vestía igual: pantalones de color marrón claro y una americana. Conducía un coche muy antiguo. Llegaba sobre las cinco de la tarde, levantaba la persiana, se metía dentro y a las ocho cerraba y se marchaba. Pero nunca vi que entrara con algún niño", resume.

A pesar de que nadie en La Llagosta lo conocía, el hecho de que en el vecindario se supiera que los Mossos iban a arrestarlo por "ser un pederasta", sumado al hecho de que su local está situado justo en frente de un parque infantil, alarmó a algunos padres. Dos de ellos se acercaron a los agentes para preguntar si había tocado a niños del barrio. "Me dijeron que no", explica Ángel, uno de los dos padres. "Pero me quedé de todos modos hasta que lo sacaran, para mirarle a la cara", explica.

Cuando salió, Ángel estuvo a punto de golpearle. "Lo vi y me salió así. Tengo dos hijas y quise darle por los padres de sus víctimas pero me agarraron", reconoce. Otro padre le lanzó un botellín de cerveza.

En cárcel preventiva

El falso ojeador fue detenido ese jueves por la tarde. En el registro praticado en el local y en su coche los agentes hallaron prendas de ropa infantil, documentación de clubs de fútbol, libros de masajes deportivos y autorizaciones que había hecho firmar a algunos padres. Pasó a disposición judicial el sábado a primera hora de la mañana. El juzgado que ha instruido la causa, tras interrogarlo, ordenó que ingresara preventivamente en prisión. Los investigadores se centran ahora en tratar de averiguar si abusó de más mayores jugando con la ilusión de convertirlos en jugadores de fútbol.