Abusos en la Iglesia

El Vaticano sanciona a un sacerdote de Mallorca por aprovecharse sexualmente de una mujer

El Obispado censura "la extraordinaria gravedad del comportamiento" de Julià Cifre y el "daño físico y psíquico" provocado durante años

El sacerdote sancionado, Julià Cifre.

El sacerdote sancionado, Julià Cifre.

Andrés Martínez

El Obispado de Mallorca, por orden del Vaticano, ha sancionado al sacerdote diocesano Julià Cifre por aprovecharse sexualmente de una mujer con un grave trastorno psiquiátrico durante años. "Una vez terminado el procedimiento canónico administrativo penal contra el sacerdote Julià Cifre Vanrell, se ha emitido el decreto sancionador", señala un comunicado hecho público el martes por la diócesis. La nota recalca "la extraordinaria gravedad del comportamiento que ha reconocido haber mantenido durante años el sacerdote encausado". De esta forma, la Iglesia reconoce los abusos sexuales que denunció en 2020 una mujer mallorquina ante el Tribunal eclesiástico, adelantados recientemente por Diario de Mallorca, del grupo Prensa Ibérica.

Los hechos denunciados por la mujer, que ahora tiene 53 años, "han sido probados en este procedimiento", reza la nota oficial. "Con sus conductas impropias [Cifre] ha causado daño físico y psíquico a la víctima", prosigue. La resolución del proceso, dirimido en la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Roma, conlleva una serie de sanciones al presbítero. En primer lugar, Cifre "deberá escribir una carta a la víctima disculpándose por todo el dolor que le ha provocado".

Asimismo, el Obispado le "impone la prohibición de celebrar la eucaristía en cualquier lugar que no sea en su domicilio durante tres años". Por otro lado, el decreto también "exhorta al cura a llevar en lo sucesivo una vida apartada de retiro, oración y penitencia". Por último, según el comunicado, "el encausado se abstendrá a partir de ahora y en lo sucesivo de entrar en contacto con la víctima o sus familiares".

En uno de sus últimos destinos en activo, Julià Cifre fue rector de Peguera (Calvià) y años atrás de Bunyola; en Palma estuvo en la ya cerrada parroquia de Corpus Christi o l’Encarnació, además de otros lugares, también castrenses. Actualmente vive en la residencia de sacerdotes de la Catedral.

Tal y como publicó Diario de Mallorca, la mujer mallorquina denunció ante el Tribunal Eclesiástico a tres sacerdotes por abusos sexuales y violaciones durante más de tres décadas. Los acusados eran los jesuitas Luis Añorbe, que ya ha sido condenado por parte de los propios jesuitas, y Fernando Meseguer, apartado del sacerdocio con medidas cautelares a falta de una sentencia definitiva.

El tercer acusado era el sacerdote Julià Cifre. Según la denuncia eclesiástica, la víctima conocía a Cifre desde muy pequeña ya que el capellán mantenía una relación de amistad estrecha con su familia. La mujer aseguró que, tras años de entablar un relación de confianza -en su condición de persona muy religiosa-, el cura llegó a abusar sexualmente de ella cuando estaba ingresada en el hospital durante su proceso terapéutico o por convalecencia de otras enfermedades.

La Diócesis le pide perdón

acompañarla espiritualmente, para después someterlaabuso sexual

El Obispado de Mallorca expresa su "rotunda condena a cualquier tipo de abuso y violencia contra las personas" y pide "perdón a la víctima". También manifiesta su "voluntad de seguir apoyándola en su proceso terapéutico".

Asimismo, se muestra abierto a "cooperar con las autoridades judiciales para facilitar la investigación judicial". Y es que la mujer, además de la acusación eclesiástica, ha interpuesto recientemente una denuncia penal ante la Justicia ordinaria para esclarecer los hechos.