El verano ya llegó y, con él, las vacaciones escolares de los niños. Y aquí se abre un universo de opciones, pero también de dudas respecto al aprendizaje: ¿Les dejo sin tocar un libro, que para eso han estado nueve meses al pie del cañón, o repasamos para que no lo "desaprendan" todo? Es el dilema al que se enfrentan muchos padres quienes, por falta de tiempo en ocasiones, no pueden seguir una ruta de tareas diaria con sus hijos.

Los clásicos cuadernos de actividades son una opción ya que algunos expertos calculan que durante los dos meses y medio sin clase los niños pueden perder alrededor de un mes entero de aprendizaje. Por este motivo, la regla de oro es la siguiente: media hora al día de actividades académicas de repaso más o menos divertidas y sin agobios.

Las ventajas del repaso sin aprendizaje

No, no es necesario -y puede llegar a ser contraproducente- aprender nuevos conceptos. Basta con que repasen de forma relajada y sin presión. Hacer esto ayudará a tus hijos a reforzar conocimientos, crear nuevas rutinas al margen del colegio y mantenerse activos mentalmente.

Algunas materias que no debes olvidar

  • Las horas del reloj: si no las interiorizan, las van a olvidar seguro, sobre todo, si las acaban de aprender en el colegio -suele ocurrir al final de Primero de Primaria-.
  • Las letras y números: no te sorprendas si tu hijo de Infantil de repente vuelve a hacer el 1 en espejo o no recuerda la "a" minúscula. Un simple repaso y refrescará el concepto.
  • La caligrafía: si ya sabe escribir, que no deje de redactar... y con buena letra.
  • El cuerpo humano: hay infinidad de juegos de todo tipo para repasar a todos los niveles el cuerpo humano. ¡Juega con ellos!
  • El inglés: es importantísimo que refresquen vocabulario y, sobre todo que hablen. Da igual que lo hagan bien, mal o regular: lo importante es que practiquen
  • Manualidades: es la forma más entretenida para que lo prueben todo