Un piquete de 25 policías municipales con su jefe, Tomás Antón, al frente acompañó a la Virgen de la Soledad, escoltada como es habitual por los cinco agentes con el uniforme de gala. Era la manera de conmemorar el 50 aniversario de la escolta de honor de la imagen mariana, con sede en San Juan, justo enfrente del cuartel de los agentes locales.
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Acudió el obispo, Fernando Valera al inicio de la procesión en San Juan, cuando las hermanas ya estaban organizadas en dobles filas por la calle Ramos Carrión, a partir de la concentración inicial de la plaza de Viriato, clausurada para el público en general desde una hora antes.
Salió la Virgen a la puerta de San Juan con los acordes del himno nacional a cargo de la Banda de Música del Maestro Nacor Blanco. La Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Nazareno, ofreció también una pieza en honor a la Virgen, antes de ponerse a la cabeza del desfile, con las primeras damas formando la fila doble con su vestimenta oficial inspirada en la que utiliza la propia Soledad y la tulipa de cristal con vela morada.
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Abundaban los nuevos cordones morados que llevaban prácticamente todas las damas, ya que este año iba a ser ya obligatorio. Fue un fallo de última hora del suministro del último lote lo que obligó a dejar, un año más, libertad para utilizar el nuevo cordón o la antigua cadena. En una Plaza Mayor abarrotada de público, ávida de apurar los últimos momentos de la Semana Santa de Zamora fueron desfilando damas y estandartes en una interminable fila que demuestra la devoción que por esta imagen sienten zamoranos y zamoranas, aunque sólo son sólo ellas las que pueden acompañar a la Soledad, por mandato estatutario de la Cofradía de Jesús Nazareno que reserva a los hombres la Mañana del Viernes Santo, también con la imagen, pero no como protagonista exclusiva, sino un paso más del desfile.
Como es costumbre en la procesión de las cinco de la mañana, también en esta del Sábado Santo se estila convidar con un caramelo o una garrapiñada a los espectadores, normalmente a los niños, simpático gesto más propio, eso sí, de las cofrades de menor edad.
El luto riguroso iba abandonado la Plaza Mayor para enfilar por la calle de Santa Clara. En medio, las cornetas y tambores de la banda Ciudad de Zamora que se esmeraron por ofrecer su mejor repertorio a la Virgen.
Salió la Virgen de la Soledad acompañada por los sones de la Banda del Maestro Nacor Blanco. El paso llevaba incorporadas las extensiones que se utilizan para mover los pasos en el Museo de Semana Santa y resolver así el problema de la medida de los banzos tras la restauración de la mesa, debido a que quedan más bajos de lo que sería deseable, lo que dificulta la tarea al ponerse en marcha tras los fondos.
Tras dar la vuelta por Alfonso IX y San Torcuato, la procesión regresó a la Plaza Mayor y tras el rezo de la Salve, la Soledad se recogió en San Juan. Antes, las asistencias sanitarias evacuaron a dos personas mareadas.