Un sol radiante y un cielo azul, de verano, dieron la bienvenida a Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, que cruzó el umbral del Museo de Semana Santa al compás del himno nacional interpretado por la Banda de Música de Zamora, bajo la batuta de Manuel Alejandro López.
Los casi 130 cofrades esperaban en dos filas laterales ordenadas con sus trajes de raso blanco y púrpura en la plaza de Santa María la Nueva. Entre ellos, muchos niños y niñas, con turbante y faja púrpura, ellos; y con esos complementos en tono azul, ellas.
Fueron los privilegiados que pudieron disfrutar del momento en el que el paso del imaginero Florentino Trapero deja a su derecha la iglesia de Santa María la Nueva para dirigirse a la calle de Barandales que le conduce hasta la plaza de Viriato, donde les esperaba la Banda de Cornetas y Tambores junto a cientos de zamoranos para unirse a la procesión preferida por los más pequeños, la más alegre de esta Semana de Pasión junto a la del Domingo de Resurrección.
A las cinco y media, puntual, el presidente de la cofradía, Alberto de la Fuente, ordenaba “hermanos nos cubrimos”, frase que marca el inicio del rito religioso anterior al comienzo del desfile: la bendición de las palmas por el capellán de la hermandad, Pedro Juan Martínez, en presencia del obispo, Fernando Valera, quien pronunció la tradicional oración.
Los sones de la Banda de Música de Zamora, situada en la calle lateral del Museo, rompieron el silencio que reinaba en la plaza frente al Museo, al tiempo que el grupo escultórico se posicionaba hacia la mitad de las dos hileras de cofrades mientras bailaba la pieza que interpretaban los músicos zamoranos.
En las casas próximas, desde los balcones varios zamoranos, sin perder detalle, contemplaban el desfile seguido por el prelado de Zamora y la presidenta de la Junta Pro Semana Santa, Isabel García Prieto, lugar que después ocupó el capellán. En la plaza de Viriato, los voluntarios de Protección Civil habían organizado ya a los ciudadanos que se sumarían después a los cofrades, a los que no se dejó pasar a la plaza de Santa María la Nueva para evitar aglomeraciones. En el mismo lugar se encontraba la Banda de Cornetas y Tambores, que abría la procesión. Miles de zamoranos esperaban, con ganas y entregados, la llegada del desfile. En la Plaza Mayor, a ambos lados, zamoranos y visitantes se agolpaban sin perder detalle, al igual que en las calles de Ramos Carrión, y en el resto del recorrido. Muchos hacían tiempo en establecimientos hosteleros de la Plaza Mayor y alrededores, en las terrazas, atentos para no perderse de la procesión más amable de la Semana de Pasión.
