Declarada de Interés Turístico Regional en 2007, la Semana Santa de Toro ha sabido preservar, a lo largo de los siglos, una valiosa imaginería y actos singulares que la convierten en una de las más importantes de cuantas se celebran en Castilla y León y que, cada año, atrae a miles de turistas. Sus orígenes se remontan al siglo XV cuando fue documentada la existencia de la Hermandad Penitencial de la Vera Cruz, con sede en el desaparecido convento de San Francisco el Grande. Al amparo de los muros del citado monasterio surgieron otras cofradías, se fueron incorporando imágenes y aumentaron los desfiles procesionales. Con el paso del tiempo, la Pasión ha sabido conservar momentos singulares, algunos de los cuáles se han celebrado ya como el tradicional besamanos o la petición del Ecce Homo a las hermanas clarisas.

Los turistas que, en los próximos días elijan Toro como destino, podrán disfrutar de otros momentos cargados de solemnidad como la lectura del manifiesto en la plaza de La Trinidad ante la impresionante imagen del Cristo del Amparo. Una de las tradiciones que perdura es el acto de "Vestir Santos" que se celebra en la tarde del Miércoles Santo. El canto y el rezo de las "Cinco llagas" y la adoración del Jesús Yacente, que este año tendrá lugar en la iglesia de San Julián tras el vía crucis penitencial que se celebra en la noche del Miércoles Santo, es uno de los actos más emotivos de la Pasión. Sin duda una de las ceremonias que cuenta con más seguidores es la tradicional bendición de los conqueros, también conocidos como "cagalentejas" y que, cada año, se celebra a las doce del mediodía del Jueves Santo en el atrio de la iglesia de Santa Catalina. Las lecturas del "sermón del mandato" y del "sermón del Santo Entierro" son otros actos emblemáticos, al igual que el que protagonizan las asociadas de La Soledad en la "Vela a la Virgen".