TELETRABAJO

¿Tú también odias las reuniones por videoconferencia? La ciencia te da la razón

Un estudio de Yale ha demostrado que la actividad neuronal decae drásticamente durante las videollamadas, en comparación con las interacciones en persona.

¿Odias las reuniones en videollamada? La ciencia te da la razón

¿Odias las reuniones en videollamada? La ciencia te da la razón / FREEPIK

Lidia Fernández

Lidia Fernández

Desde la llegada de la pandemia hace ya cuatro años, el teletrabajo ha pasado de ser algo minoritario a una alternativa muy utilizada en la mayoría de las empresas.

Trabajar desde casa puede tener muchas ventajas, pero a la hora de relacionarse con los compañeros y reunirse a distancia, las complicaciones se multiplican.

Así lo ha confirmado un estudio de Yale que ha comparado las interacciones en persona con aquellas realizadas a través de videollamada o videoconferencia, y ha concluido que la pantalla no estimulan suficiente nuestro cerebro como para prestar atención completa a otra persona.

Las conversaciones en videollamada no despiertan el mismo interés en nuestro cerebro.

Las conversaciones en videollamada no despiertan el mismo interés en nuestro cerebro. / FREEPIK

'Zooming out'

El estudo ha centrado su investigación en Zoom, la herramienta de videollamada que reunió miles de usuarios en 2020 y desde entonces es usada miles de veces a diario para reunir a todos los trabajadores de una empresa para repasar resultados, dar nuevas directrices o simplemente ofrecer un espacio de ocio a distancia. La plataforma, por supuesto, también sirve para reuniones fuera de los espacios laborales.

Como sea, aún hay miles de usuarios que reconocen no enterarse de nada en estas reuniones o que rechazan por completo sustituirlas por encuentros en persona.

Las pruebas de Yale han comprobado que tenían razón. “Zoom parece ser un sistema de comunicación social empobrecido en comparación con las conversaciones en persona”, declara el artículo.

Archivo - FILED - 21 January 2022, Berlin: The Zoom app icon is seen on the screen of a smartphone. Photo: Fabian Sommer/dpa

Zoom es una de las plataformas de videoconferencia más usadas / Fabian Sommer/dpa - Archivo

Las neuronas se 'desactivan' en las videollamadas

El equipo de la neurocientífica Joy Hirsch de la universidad estadounidense registraron las respuestas del sistema neural en individuos que participaban en interacciones en vivo entre dos personas y en aquellos que participaban en conversaciones entre dos personas en Zoom.

Con 28 personas de diferentes géneros, edades y etnias sin problemas en la vista, realizaron unas pruebas completamente novedosas que tenían en cuenta todo el entorno natural para mirar las actividades cerebrales y oculares.

Para ello, usaron una puntera tecnología de espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS), electroencefalografía (EEG), y rastreadores oculares.

Comparación de las partes activadas del cerebro durante la conversación en persona y la videollamada.

Comparación de las partes activadas del cerebro durante la conversación en persona y la videollamada. / IMAGING NEUROSCIENCE

En las interacciones en persona, había "un aumento del tiempo de mirada y de los diámetros pupilares", es decir, "mayor exitación cerebral". Además, una mayor capacidad de procesamiento social y "mayor actividad neural coordinada entre los cerebros de los individuos que conversaban en persona". Las conversaciones eran más recíprocas y los interlocutores entendendían mejor las señales sociales.

Una gran actividad cerebral que se reduce drasticamente en videollamada. "En general, las interacciones sociales dinámicas y naturales que se producen espontáneamente durante las interacciones en persona parecen ser menos evidentes o estar ausentes durante los encuentros con Zoom", afirma Hirsch. "Se trata de un efecto realmente sólido".

  • "Las representaciones en línea de los rostros, al menos con la tecnología actual, no tienen el mismo 'acceso privilegiado' a los circuitos neuronales sociales del cerebro que en la vida real", concluye la doctora.

Nuestro cerebro no registra igual las interacciones y, es más, rechaza participar de la misma manera que cuando está en persona. La distracciones son mayores y la reciprocidad, casi nula.