Adiós al mejor embajador del balón

Adiós al mejor embajador del balón

Adiós al mejor embajador del balón

Adiós al mejor embajador del balón

Adiós al mejor embajador del balón

La muerte de Diego Armando Maradona ha logrado unir no solo a un país, sino al mundo entero, en el dolor por la pérdida de uno de los grandes astros del balón. Los zamoranos que residen en Argentina han vivido en primera persona este acontecimiento, sin importar si eran grandes aficionados o apenas sabían de fútbol. Reconoce que es de este último grupo María Lucía Río, quien destaca de “El Pelusa” que nunca olvidó sus orígenes. “Ayudó a quien lo necesitaba o se lo solicitaba. Sin duda, se fue un grande”, valora.

“Los que tuvimos la suerte de verlo muy pequeño haciendo “jueguito”, en el entretiempo de los partidos de Argentinos Juniors, con sus once o doce años, nos imaginábamos que allí había un pichón de crack, pero jamás pensamos que iba a llegar a ser el más grande”, recuerda Néstor Seijas, quien asegura que llenó a los argentinos “de alegría y emoción. Se nos ha ido para siempre, pero su recuerdo será imborrable”, subraya. Sobre su funeral, asegura que se le ha dado el último adiós “como a los grandes de la historia de Argentina: Yrigoyen, Gardel, Perón, Evita y Alfonsín”, enumera.

Francisco Fuentes asegura que no olvidará dónde estaba cuando se enteró de la trágica noticia. “Fue algo mucho chocante para todos, fueron los quince minutos en donde todo el ambiente se llenó de tensión y angustia”, describe. “Maradona creo que es el ideario popular más grande que tenemos como argentinos, un chico en la más extrema pobreza que, jugando al juego más significativo de nuestro país, logra salir adelante, culminando su gesta ganando un Mundial y meter el gol del siglo ante los ingleses cuatro años después de la guerra de las Malvinas”, resume.

Lo que más le impresiona estos días es ver cómo desde todas partes del mundo, “en todas las canchas de fútbol y en Nápoles, su segunda casa, salieron miles de personas por ese jugador que en un momento de nuestras vidas nos trajo felicidad y amor por el fútbol” y sobre el funeral, detalla que “no se vivió como un funeral común, se vivió cantando y festejando, sentimiento que siempre que el 10 tocaba una pelota nos hacía gritar y festejar”.

“Con estupor” recibió la notica José Emilio Doménech, puesto que no era la primera vez que salía adelante de una situación crítica. Con tristeza, destaca que Maradona “representa a todos los argentinos: el talento, el sacrificio, la humildad, la amistad, el compañerismo, la rebeldía, la soberbia, la trampa, el fanatismo”, pone como ejemplos. Para este descendiente de zamoranos la fama del astro “lo llevó a tener que codearse con reyes, papas, presidentes y toda la gente de alto nivel y no estaba preparado para eso ni lo sentía. En la cancha era un dios con la pelota, pero terminaba el partido y era un ser humano más, aunque con la carga de ser Maradona”, advierte.

Florencia Calvo asegura que con la muerte del futbolista “el tiempo se fue deteniendo en cada lugar del mundo” y su recuerdo más vívido se centra “en el balcón de la Casa Rosa, festejando la Copa del Mundo frente a una plaza llena, con el redoblar de tambores en la fiesta de cuerpo de adolescente coronada porque tu país salió campeón del mundo, un deseo que pido siempre para mis hijos Mundial a Mundial, pero que nadie es capaz de cumplirlo”, lamenta.

Gente pintando murales con su rostro y todas las luces de los estadios de fútbol del país encendidas es la imagen que guardará en su retina Romina Turuelo. “Para nosotros es nuestro héroe, el representante de Argentina, que nos hizo llegar a lo más alto a nivel futbolístico. Personalmente, no comparto cómo vivió su vida personal ni las decisiones que tomó, las cuales seguramente lo llevaron a este final, pero dentro de la cancha era el mejor”, afirma con rotundidad.

“A los que amamos el fútbol, nos queda el recuerdo de su pasión, su magia y su entrega. Llevaremos para siempre el recuerdo de toda la felicidad que nos dio”, finaliza desde La Pampa, con cariño, Hugo Óscar Díaz.