Opinión

Desobediencia civil en Zamora: todo empezó en un cuartel

Todos en el derecho de los pueblos a la desobediencia civil siempre que sea a favor de una ley más justa

Toma del cuartel Viriato

Toma del cuartel Viriato / C. H.

Quizás no hayas oído hablar de la desobediencia civil, pero es difícil que seas de los pocos zamoranos que no participaron en el movimiento de desobediencia más famoso de Zamora, el que ha pasado a la historia como el "asalto al Cuartel Viriato", que fue una okupación civil de la que no nos sacaron a palos, ni nos multaron porque había un alcalde insumiso del PP con la coordinadora pro campus universitario. Tras ese acto de desobediencia saltando la valla, se consiguió construir el Campus sin que hubiera que pagar por el suelo desde el ayuntamiento, y sin dedicar parte del recinto a viviendas no sociales sino a precio de mercado. El Campus empezó en un cuartel.

Mucho antes, en 1955, una mujer negra incumplió la ley vigente en los autobuses de los Estados Unidos, que dividía los asientos de delante para los blancos y los de atrás para los negros, mientas los del medio podían ocuparlos éstos si no lo requería un blanco. Rosa Parks se negó a ceder un asiento del medio a un hombre blanco, tal y como se establecía en la norma. Fue arrestada, juzgada y multada por incumplir la ley. Estos hechos provocaron la solidaridad de la población negra y el boicot al uso del autobús en Montgomery –liderado por Martin Luther King– durante más de un año. Cinco años después el Tribunal Supremo de Estados Unidos declaraba inconstitucional la ley de segregación racial en el transporte público. En 1964 Luther King recibió el Premio Nobel de la Paz y se aprobó la Ley de Derechos Civiles y del Derecho al Voto de 1965. Cincuenta años después, en 2005, en homenaje a la desobediencia de una costurera negra, los autobuses de Nueva York y de otras grandes ciudades colocaban en el primer asiento de cada autobús una placa que decía: "todo empezó en un autobús".

Ejemplos de desobediencia los tenemos en personas que han pasado a la historia por oponerse a leyes, como Mandela, que fue encarcelado 27 años por oponerse al apartheid

Hace un mes, agricultores de Zamora y de otras provincias salieron a las calles y carreteras con tractores para protestar por la situación del campo, reivindicando cambios en las políticas y precios justos para producir alimentos sin pérdidas. Los primeros que sacaron los tractores lo hicieron sin cumplir la norma, que obliga a solicitar permisos para manifestarse. Algunos han sido multados por cortar una autovía y están siendo juzgados por acusaciones de terrorismo. El ministro de Agricultura mientras tanto ha atendido algunas reivindicaciones de los tractoristas. De momento, no hay placa que diga "todo empezó en un tractor", pero sí ha habido reacciones de solidaridad con este movimiento del campo.

Rosa Parks y los tractoristas incumplieron la ley vigente, en una actitud que se ha dado tantas veces en la historia de la humanidad y en tantos lugares de la geografía, que se ha ganado un nombre propio en el ámbito jurídico: se llama objeción de conciencia cuando son hechos individuales; y desobediencia civil cuando se trata de una "protesta colectiva, moralmente fundamentada, pública, ilegal, consciente y pacífica que, violando normas jurídicas concretas, busca producir un cambio parcial en las leyes, en las políticas o en las directrices de un gobierno", según definición de varios autores.

Ejemplos de desobediencia como el de Rosa Parks, los tenemos en personas que han pasado a la historia por oponerse a leyes, como Nelson Mandela que fue encarcelado 27 años por oponerse al apartheid, Ghandi con la resistencia pacífica a favor de la independencia de la India cuando era colonia británica, y cientos de movimientos independentistas en África por la autodeterminación de los pueblos.

También pasaron a la historia con mayúscula las sufragistas que defendían el voto para las mujeres en Inglaterra, y Clara Campoamor que lo defendió en el parlamento de la Segunda República Española. Y hablando de esa república y del golpe de estado de Franco, no podemos olvidar a los antifranquistas defensores de la democracia en la dictadura –sí dictadura– del franquismo, encarcelados por luchar por las libertades que hoy disfrutamos legalmente.

Tampoco nos olvidamos de quienes en plena democracia iban a la cárcel por negarse a cumplir con leyes: el movimiento de la insumisión contra la mili obligatoria, que consiguió que un gobierno de derechas con Aznar de presidente cambiara la ley a favor de un ejército profesional; o los movimientos LGTBI y su orgullo, que acabaron con la derogación de la Ley de Peligrosidad franquista que los encarcelaba, y hasta consiguieron el matrimonio entre personas del mismo sexo, que era tachado de inconstitucional.

Todos ellos y muchos más son ejemplos de que a veces hay que incumplir las leyes para que la sociedad sea mejor.

Aun así, puede haya una mayoría que cree que nunca ha incumplido la ley: nunca han salido a la calle a recoger firmas por una buena causa; ni han participado en una protesta vecinal por ruidos, o por tala de árboles, o porque le asfaltan un parque, o porque le ponen la ORA, o porque haces botellón o lo sufres, o porque han autorizado un bar a la puerta de casa, o –hablando de autorizaciones– no han abierto un local para ganarse la vida sin tener todos los lentos permisos municipales y gubernativos. Tampoco han salido a defender el médico o el hospital para su pueblo, ni a defender el medio ambiente contra las macrogranjas, o los bienes comunales, o los precios justos para ganaderos y agricultores, o los cajeros automáticos, o la escuela pública, o los servicios públicos, o el autobús de línea y el tren Ruta de la Plata y hasta el AVE… todo ello sin pasar por el registro del ayuntamiento. Ni has protestado contra el desahucio de una familia, y no has hecho una huelga o un paro encubierto a la puerta del curro. Ni has salido con la pancarta del "No a la guerra" nunca, en ninguna de ellas, ni ahora en la de Ucrania o en la de Palestina, sin todos los papeles en regla.

Puede que no hayas hecho nada de esto o algo similar, pero si has participado en estas acciones sabrás que en su mayoría se han hecho de manera pacífica, y a veces han servido para mejorar la vida de la gente o para cambiar una ley, norma, decisión o hecho injusto. Como la toma del Cuartel Viriato.

Puede que nunca hayas desobedecido una ley injusta o incumplido un trámite por un bien superior. Y por eso no puedes entender que una gran mayoría de catalanes sacaran una consulta a la calle a la que llamaron referéndum, que los responsables políticos fueran encarcelados por ello, y los directores de la escuela juzgados por abrirla, y los ciudadanos multados por ir al cole a votar. Porque incumplieron la ley, de forma tan pacífica al menos como los tractoristas zamoranos que están siendo juzgados.

O puede que entiendas que haya una ley de amnistía para que esos hechos no sean juzgados, aunque no entiendas el afán de independentismo, como me pasa a mí.

Porque aún entiendo menos que haya partidos que niegan que el franquismo fue una dictadura o que defiendan la expulsión de los inmigrantes. Y me costó entender la ley de amnistía a los criminales de la dictadura para poder vivir en paz. Reconciliación lo llamaron, los que ahora vuelven con la concordia.

Y desde aquí también me declaro republicana, y el día 14 de abril saldré a celebrar mis ideas, en defensa de una república de trabajadores que profundice en la democracia y la igualdad. También en esa libertad para que otros puedan pensar de manera diferente. Todos en el derecho de los pueblos a la desobediencia civil siempre que sea a favor de una ley más justa.

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