Opinión

Pregón laico de la procesión que va por fuera en Zamora

La cofradía de Jesús del Vía Crucis fue pionera en extenderse hacia la orilla izquierda para dejar a la Virgen en Cabañales

Traslado del Nazareno de San Frontis

Traslado del Nazareno de San Frontis / Ana Burrieza

Poco antes de que en Zamora salieran a las calles los pasos en procesión para rememorar la muerte y resurrección de Cristo, eran los tractores a hombros de la gente del campo los que desfilaban en manifestación o procesión laica, desde la capital hasta los pueblos. Con la marcha del John Deere, New Holland, Ebro, Massey Ferguson y otros pasos, cargaban con la cruz del calvario burocrático de la política agraria europea. Y anunciaban o denunciaban la muerte del campo, sin esperanza de resurrección de los precios pagados a los productores. Con la procesión de tractores, pero sin pasos de ganado autóctono como La Borriquita, sacaban fuera la procesión que va por dentro desde hace años.

Igual que el fervor popular desbordó en su día el interior de los templos para vivir la Semana Santa en las calles, la celebración zamorana ha ido extendiendo su ámbito más tradicional para llegar más lejos y a más gente: ha llegado a la izquierda, a los barrios y a las mujeres, y este año ha pasado por los caballitos. Además, es capaz de mostrar en su escenario, los problemas de la procesión que va por dentro en Zamora.

Como pasa con la primera procesión de la capital, que es de la izquierda –que no se me enfade nadie- de la margen izquierda del Duero. Es un sencillo desfile con un solo paso de Jesús cargando con la Cruz -que en su barrio llaman "El Mozo"- acompañado por los vecinos de San Frontis, sin túnicas ni capuchones donde esconderse para hacer penitencia, sino a pecho y a cara descubiertos: orgullosos de su Mozo, de su paso, de su gente y de su barrio.

Aunque no han podido pasar por el Puente de Piedra, como son de la izquierda no se han amilanado, y han recorrido un camino más largo y costoso para conseguir su objetivo. Cargado de dignidad, parece que el Nazareno ha querido acompañar a sus vecinos por ese nuevo camino que se ven obligados a recorrer día a día para realizar las actividades que tienen lugar en la margen derecha, como acceder a la mayoría de los servicios que están en esa orilla, al igual que los escenarios de los grandes acontecimientos de la ciudad, incluida la Semana Santa.

La celebración zamorana ha ido extendiendo su ámbito más tradicional para llegar más lejos y a más gente: ha llegado a la izquierda, a los barrios y a las mujeres

La margen izquierda colabora así con la Semana Santa en un gesto de solidaridad que no ha impedido ni las obras del puente, ni los caballitos para los más pequeños instalados en el Campo de la Verdad, que algunas personas han considerado poco adecuados para la solemnidad de un desfile, pero a los que el Mozo dijo en su día: "dejad que los niños se acerquen a mí".

La cofradía de Jesús del Vía Crucis fue pionera en extenderse hacia la orilla izquierda para dejar a la Virgen en Cabañales, donde las mujeres se reencuentran el Jueves Santo de mañana para acompañar a la Esperanza de vuelta a la derecha. También años después, el mismo Jesús esta vez llamado de Luz y Vida, atraviesa el río para recordar a todas las personas que descansan en el camposanto, como si su madre desde Cabañales le hubiera dicho: hijo, pasa a verlos, que están solos. Esperanza para esa soledad de la Zamora que se vacía.

Además de llegar a la margen izquierda, la Semana Santa se ha ido extendiendo para llegar a los barrios tradicionales de la ciudad, donde el bullicio de unos días por las calles de la Horta, la Lana, Olivares, Espíritu Santo, San Isidro y gran parte del Casco Antiguo e Histórico, no nos hacen olvidar el calvario del abandono, de solares vacíos, de olvido institucional, de soledad.

De la misma manera que se ha extendido hasta los aledaños de los barrios obreros de San José Obrero y los Bloques -hasta San Lázaro y las Tres Cruces respectivamente- donde las sopas de ajo de la madrugada del Viernes Santo nos reconfortan ante la emigración de nuestras gentes en busca de trabajo, que vuelven a cargar los pasos para ayudar a los que aún permanecen al pie de la cruz sociológica de Zamora: el paro y la despoblación.

La Semana Santa que extendió las procesiones a la margen izquierda y a los barrios, también lo ha hecho a las mujeres que, tras decir algo más de siete palabras inicialmente, se han incorporado con pleno derecho a todas las manifestaciones semanasanteras. Así que además de seguir preparando túnicas y aceitadas -haciendo honor a la habitual doble jornada semanasantera e invisible de la mujer- han pasado a desfilar y cargar como hombres, y hasta a ser presidentas de la Junta pro Semana Santa. No en vano fueron las mujeres coraje las que dieron la cara acompañando a Jesús camino del Calvario y en la cruz, y le lavaron antes de darle sepultura.

Con estos ejemplos quería mostrar que la Semana Santa de Zamora se ha extendido a la margen izquierda, se ha acercado a los barrios obreros, y ha integrado los derechos de las mujeres. Todo ello sin querer decir que sea más de izquierdas, obrerista o feminista ¡líbreme dios!

También apuntar que la procesión de problemas que van por dentro en Zamora, encuentra en el escenario de la Semana Santa una forma de manifestarse: la pérdida de población, la emigración, el deterioro urbanístico de los barrios, los solares y casas cerradas, las obras que se eternizan en el museo y tal vez en el puente. Esos problemas que van por dentro, y que pueden simbolizarse en la Soledad que se extiende por todos los pueblos de la provincia, acompañada por mujeres que no se rinden, por otra parte.

Una Semana Santa que no es ajena a los problemas políticos de actualidad en España, como es el indulto de los presos, costumbre que aún se mantiene en algunas ciudades, y que no hace mucho tiempo se aplicó en Zamora a instancias del Santo Entierro, en recuerdo del perdón de Cristo al buen ladrón (la hemeroteca consultada me lleva al año 2010, pero doctores tiene el santo periodismo) ¡Nada que ver con leyes de amnistía reguladas para aplicar a todos! Tal vez con esa unión del Estado y la Iglesia Católica de tiempos pasados, que ha sobrevivido a los tiempos de tribunales en silencio ante esta práctica del perdón. Como este año no hay indulto en Zamora, al menos se merece una reflexión: ¿es más justo el indulto o la ley de amnistía?

Como se merece un elogio el anuncio de la empresa de limpieza de la ciudad y los trabajadores que simbolizan el esfuerzo de la sociedad por sacar adelante los días de Semana Santa y el día a día de todo el año en Zamora, cargando con la cruz del paro, de la despoblación, de la emigración y de la soledad. Y esto sí que es, lo confieso, un elogio del trabajo en silencio de nuestra gente.

Esa gente que como decía al principio, sale en procesión laica o religiosa a cargar con los pasos o tractores, músicas o lemas, pancartas o cruces, oraciones o reivindicaciones, durante todo el año.

Y que al final, entre tractoristas, nazarenos, mujeres y niños en los caballitos, todos cargados de dignidad, han conseguido un año más que resucite el campo, la vida y el verde de esperanza en lo que Machado llamó "otro milagro de la primavera". Y que no es más que la procesión por dentro de la vida que se manifiesta fuera.

¡Con salud y dos y pingada un año más!

Portavoz de IU en la Diputación

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