Felipe VI tiene un problema

La ley de amnistía no será más que el primer recibo que deba pagar Sánchez a los independentistas por haber recibido su apoyo para seguir siendo presidente

Leronor de Borbón con su padre, el rey Felipe VI, durante el homenaje a los militares muertos por España, antes del desfile del pasado 12 de octubre.

Leronor de Borbón con su padre, el rey Felipe VI, durante el homenaje a los militares muertos por España, antes del desfile del pasado 12 de octubre. / David Castro

Manuel Antón

Manuel Antón

Desde que al rey Juan Carlos I "se le empezó a ver el plumero", muchos fuimos los que pensamos en el flaco favor que con su conducta había hecho a la Monarquía Española, en general, y en particular a su hijo, que sin duda fue el más perjudicado por las "fechorías" de su padre, pues dieron alas a los que preferirían que España, en lugar de una monarquía parlamentaria, fuese una república (fechoría: acción que se realiza con malicia o sin ella para divertirse, burlarse de alguien, o aprovecharse de una situación, yendo más allá de lo permitido).

En breve, será el presidente Sánchez el que le haga otro flaco favor al rey cuando le ponga a la firma la ley de amnistía que ha tenido que redactar al dictado de Puigdemont para poder conseguir los votos que necesitaba para ser investido. Ley de amnistía que, dicho sea de paso, ha quebrado ya el Estado de Derecho, al haber supuesto el ninguneo del Poder Judicial, y ha abierto la puerta a los que quieren romper España para que, ya libres de toda culpa, lo vuelvan a intentar.

El rey Felipe VI, que, como ya ha quedado dicho, fue el más perjudicado por cuanto de incorrecto o insensato pudo tener el proceder de su padre, tiene ahora un problema por el desmesurado afán de Pedro Sánchez de seguir gobernando a toda costa, pues, caso de que la referida ley de amnistía supere los trámites parlamentarios preceptivos, no le va a quedar otra que sancionarla y ordenar su publicación porque, aunque esté eximido de las responsabilidades que de su aplicación se puedan derivar (la responsabilidad de la aprobación y aplicación de las leyes recae en quienes las hayan refrendado, o sea, en el Gobierno), si o si, habrá de cumplir con su obligación y promulgarla; Art. 62.a) de la Constitución: "Corresponde al Rey sancionar y promulgar las leyes".

Solo hay que recordar las ausencias de los independentistas en numerosos actos en las comunidades catalana y vasca para tener una idea del desprecio que sienten por el rey de España los que han negociado y negocian con Pedro Sánchez su continuidad en la Moncloa

El rey sabe que la ley de amnistía que ha pactado el PSOE de Pedro Sánchez con el partido de Puigdemont puede ser anticonstitucional, y a pesar de ello, aunque según establece la Constitución: "el rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia", nada podrá hacer sino firmar lo que aprueben las Cortes Generales, aunque sea algo que atente contra la Corona y la continuidad de la Monarquía.

Según todo parece indicar, la ley de amnistía no será más que el primer recibo que deba pagar Sánchez a los independentistas por haber recibido su apoyo para seguir siendo presidente. Anteriormente tuvo que pagar otros, no menos cuantiosos, para poder gobernar en la legislatura que acabó cuando fueron convocadas las elecciones celebradas el 23 J, a saber: indultos, supresión del delito de sedición… y que, por lo visto y vivido, a los españoles que lo adoran no les debió afectar tal mercadería.

Esperemos a ver cuáles son los siguientes recibos que habrá de abonar Sánchez para poder seguir en el poder. Pero, sean cuales sean, lo que es seguro es que el rey no podrá hacer nada por evitar el escarnio a que le quieren seguir sometiendo los socios del presidente (escarnio: burla que se hace para agraviar a alguien).

Solo hay que recordar las ausencias de los independentistas en muchos de los numerosos actos a los que ha tenido que asistir don Felipe VI en las comunidades catalana y vasca, para tener una idea del desprecio que sienten por el rey de España los que han negociado y están negociando con Pedro Sánchez su continuidad en la Moncloa.

Aunque algunos piensen diferente, porque la Constitución es la que es, a servidor le parece que no es de recibo que el rey pueda verse obligado a sancionar una ley que atenta contra la unidad de España, contra el Poder Judicial y contra la propia institución que representa el Jefe del Estado.

Si a Pedro Sánchez le queda un poco de dignidad, espero la utilice y, acostumbrado como está a decir digo donde dijo diego, someta a referéndum la ley de amnistía, y "Si sale con barbas, San Antón, y si no, la Purísima Concepción".

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