Zamoreando

¿Qué le decía yo?

Llegará el día en el que alguno jurará "por Manitú" o empleará fórmulas de lo más curioso

Pedro Sánchez, Patxi López y Francina Armengol, el pasado jueves en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez, Patxi López y Francina Armengol, el pasado jueves en el Congreso de los Diputados. / DAVID CASTRO

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Empieza el baile en el Congreso de los Diputados. Lo que le decía días pasados. No se puede agraviar al resto de dialectos dando prioridad al catalán, al vascuence y al gallego. Porque en el mosaico español se hablan muchos más dialectos que no voy a recordar otra vez porque ya lo hice con profusión de datos días pasados. En Valencia se han plantado por la no inclusión del valenciano. Tras producirse los primeros rifirrafes, los aragoneses han puesto su particular pica en Flandes, a través de Jorge Pueyo, diputado de la Chunta Aragonesista por la coalición Sumar, la coalición que lidera Yoly y sus planchadoras.

La XV Legislatura de Armengol puede ser una babel. Puede que nos muramos de risa o que lloremos de pena al ver los resultados de las gilipolleces que se le ocurren a toda la gente que propone esas imbecilidades que, encima, cuestan dinero al contribuyente. El tal Pueyo prometió, lo de jurar le viene grande, el cargo de diputado nacional de CHA, que ya tiene gracia, en aragonés. La promesa la efectuó en estos términos: "per Aragón, es suyos dreitos y llibertaz, paisaches y ríos y la clase treballadora". Traduzco por si no ha captado alguna palabra: “por Aragón, sus derechos y libertad, paisaje y ríos y la clase trabajadora”. Muy bucólico.

Llegará el día en el que alguno jurará “por Manitú” o empleará fórmulas de lo más curioso, en prosa o en verso, o con algún silencio que también son elocuentes. No hay más que dar tiempo al tiempo como la deriva siga el curso ascendente que lleva.

El tal diputado de CHA hablará aragonés en el Congreso, durante toda la legislatura, para equiparar su uso al catalán, al vascuence y al gallego. El resto, debería hacer lo propio. Sólo que el resto, posiblemente, pertenezca a los grandes bloques políticos y ahí existe la forma de actuar que diga el jefe o la jefa.

Lo mejor que puede ocurrir es que Armengol rectifique y se deje de imbecilidades y de gastos absurdos, con lo necesitados que están tantos españoles que no ven con buenos ojos el despilfarro que supone en un país, con una lengua común que hablan más de quinientos millones de personas, que se tire el dinero para contentar a unas minorías que lo único que aportan es consolidar a Sánchez en La Moncloa, porque otra cosa no hacen, salvo despotricar de España y de los españoles.

Qué pena que se lleven calentito el dinero de España que, en realidad, es de todos nosotros. Bildu y compañía, con tal de fastidiar, ya están trabajando para que el bable, el aragonés y algún que otro dialecto más se cuele de rondón en el Congreso. Que no se olviden del caló, del cheli, del murciano y del lenguaje inclusivo. O todas, o ninguna.

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