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Compendio gramatical de sanabrés de Furmientu.L.O.Z

«¿Son enteramente mías estas voces, estas palabras con las que escribo? Si el lenguaje es en mi una virtud, no es mía, es del pueblo; si yo escribo bien es porque vosotros habláis bien y yo os he escuchado». Miguel Delibes.

Leía el día pasado, en nuestro diario La Opinión-El Correo de Zamora, un artículo de Dª. Paula Ordoñez, titulado Los «palabros» que te sonarán a chino si no eres de Zamora:¿cuáles dices tú?

Mi más cordial enhorabuena a Paula Ordoñez, por recordarnos una serie de palabras que, presumiblemente, muchos jóvenes que pese a haber nacido en el mundo rural, tal vez, no conozcan, y si las han oído en alguna ocasión, a sus abuelos o a sus mayores, ignoren su significado, pero es muy conveniente recordarlas, con frecuencia, porque forman parte de nuestra cultura y es el lenguaje usado durante siglos por nuestro mayores y, no podemos permitir que queden en el olvido y se pierdan en detrimento de los pujantes términos anglófonos, como me indicaba mi buen amigo, César de Nicolás.

Gracias a todos.

Hay que tratar de mantener nuestro vocabulario, sin ignorar su significado, y utilizarlo siempre que nos sea posible.

Así por ejemplo, cuando comienza a llover levemente, quien no ha escuchado en su pueblo la expresión ha comenzado a pintear, o cuando una persona ha recibido un golpe y se ha hecho daño, dice «me he mancao», o cuando se ha atragantado, dice «me he añusgao», o cuando de niño te mandaban a un recado te decían «anda agudo», o cuando se secaba un queso o un chorizo se decía «vamos a encetar el queso o el chorizo».

Es tarea de todos los que hemos nacido y vivido en el mundo rural mantener las palabras utilizadas por nuestros mayores, muchas de ellas recogidas en diccionarios

Recomiendo a mis paisanos, en la medida que les sea posible, comiencen a utilizar «nuestro vocabulario». Me viene a la memoria, ahora que estamos en época de matanza, por ejemplo, la palabra «al encallete», esto es, carne cruda y cocida; «chanfaina» que es la sangre del cerdo cocida, sin más.

Cabe citar otras palabras como «ambuesta», que es todo lo que podemos coger con las manos; «engaluchar», que es engañar; «escanda» , trozo de madera alargada con punta; «facendera», que era una prestación personal de los vecinos de un pueblo para arreglar un camino o calle; «fafaleras» , esto es, restos de comida alrededor de la boca; «interesón», egoísta, aprovechado; «mandil»; «mormera», especie de catarro de nariz; «sariado», aspereza de la piel ; «trancazo», cansancio; « zarabeto» tartaja, etc...

Cito unas pocas palabras, aún sabiendo que existen múltiples que debemos ir utilizando poco a poco, en el momento y lugar oportunos, donde tengan perfecto encaje, pues, no olvidemos que conforme se recogía en un artículo que leía recientemente titulado: «Todo evoluciona y a costumbres diferentes, palabras distintas», muy interesante, por cierto.

Hay una realidad, cual es que «La Castilla rural que nos muestra Miguel Delibes en sus novelas tiende a desaparecer», en palabras de D. Jorge Urdiales Yuste.

Es tarea de todos los que hemos nacido y vivido en el mundo rural mantener las palabras utilizadas por nuestros mayores, muchas de ellas recogidas en diccionarios, cito el titulado «Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes», de Jorge Urdiales, al que hice referencia en un artículo titulado «La desconexión» publicado en La Opinión El Correo de Zamora, el día 27 de noviembre de 2020 y el « Diccionario de las hablas de Salamanca» de Gonzalo Francisco Sánchez.

Gracias a Paula Ordóñez y los autores citados, Jorge Urdiales y Gonzalo Francisco Sánchez, por sus trabajos.

Y a todos los lectores les ruego sigamos su ejemplo para que nuestro vocabulario rural no desparezca e igualmente les recomiendo cultivar nuestro refranero.

Pedro Bécares de Lera

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