La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

Zamoreando

Carmen Ferreras

Un pan sin sal

Ojalá Garzón no se entere de cómo se curan los jamones

Un confitero elabora torrijas

Cuántas veces habremos repetido a lo largo de nuestra vida aquello de “eres un pan sin sal” refiriéndonos a esa persona aburrida, monótona, poco propensa a las bromas y al buen humor y en general soso, muy soso. La frase queda para la historia porque la ley, en España, obliga a cambiar el sabor del pan para siempre. Aquellas personas que tienen el pan entre sus alimentos favoritos, empezarán a notar que el pan ya no sabe como antes. La culpa la tiene la norma de calidad aprobada por el Gobierno que ya ha entrado en vigor. La norma establece un nuevo límite de sal que rebaja hasta un 20 por ciento el sodio oculto en los alimentos que se consumen a diario.

Cuando el ministro Garzón no tiene nada mejor que hacer, nos cambia los hábitos y costumbres, en este caso alimenticios que, para eso, es el titular de Consumo. Este señor no ha dejado títere con cabeza, desde el turismo hasta la carne, las críticas de Garzón han causado varias tormentas políticas. Incluso nos ha llegado a organizar el frigorífico, promulgando diez mandamientos que debemos observar.

Menos mal que he sido previsora y me compré hace unos días el pan que voy a utilizar para hacer hoy las torrijas. Mis torrijas sabrán como siempre

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Las panaderías zamoranas deberán reducir la cantidad de sal en el pan, alrededor de un 20%. No sé qué sabor tendrá el pan sin sal, a lo mejor cuela, me temo que pase como con los “pan sin sal” humanos, que se convierta en un alimento aburrido y, obviamente, soso. De esta medida no se va a librar ni un solo pan. Afectará por igual al pan común, a la masa madre, al pan integral, a los colines y picos, al pan de molde, al tostado, a los biscotes, al de pita y al pan rallado.

Menos mal que he sido previsora y me compré hace unos días el pan que voy a utilizar para hacer hoy las torrijas. Mis torrijas sabrán como siempre. No me separaré del recetario para cometer el menor número posible de errores. Confieso pública y abiertamente que soy un desastre en la cocina. No he sido llamada para el arte de la culinaria. Ni Brillat Savarin, ni Parmentier. Pero es que ni siquiera Arguiñano que es quien más a mano tengo gracias a su programa de televisión.

Dicen desde el Ministerio de Consumo que con esta medida se hará del pan un producto más saludable. Pero, ¡ojo!, porque el sodio es un elemento importante para el mantenimiento del equilibrio hídrico del organismo, esencial para el funcionamiento de los nervios y los músculos y para controlar la acidez de la digestión, claro, sin pasarse. Ojalá que Garzón no se entere de que los jamones se curan en sal.

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