No soy nacido en Bermillo de Sayago, pero gran parte de mi niñez la he pasado allí, de donde fue oriunda mi madre y donde aún permanece la casa familiar (La Posada). Cuando andábamos por allí, de niños, con la duda de por qué a esta fuente la llaman “la Toza” o a este lugar “el forco”, tanto mi madre como mi abuela nos decían: “Id y le preguntáis a Cuqui”. Cuqui por aquí, Cuqui por allá. Pero ¿quién era ese Cuqui?

Jesús Santiago Panero (Cuqui) era un hombre con alma sayaguesa. Nació, y lo llevaba con orgullo, en la casa familiar “La Posada”, en Bermillo. Y, aunque los avatares de la vida lo llevaron a Barcelona, donde su padre fue trasladado por motivos laborales, fue allí donde hizo sus estudios y, posteriormente, su licenciatura en Magisterio. Pero nunca podía estar separado del pueblo y, siempre que podía, se acercaba “a mi pueblo”, como nos decía a los primos más jóvenes. Y, ya fuera en verano o por Los Santos, se puede afirmar que su vida transcurría entre Barcelona y el piso de Bermillo.

Cuando le llegó la jubilación cogió el petate y se vino a vivir al pueblo, donde se estableció y empezó a colaborar con el Ayuntamiento poniendo a su disposición su dilatada experiencia cultural. Fue pionero en adornar las calles del pueblo con diversos motivos, a cual más extraordinario, que causaron gran impacto en medios de comunicación. Tuvo la idea de lucir en portales y balcones las bicicletas con motivo de acoger el fin de etapa de la Vuelta a España, con meta en la calle principal del pueblo. Fue el creador de la Asociación Cultural La Mayuela, promotor y director de obras de teatro clásico durante las fiestas del pueblo, en las que los actores siempre eran personas de la localidad. Me decía: “A veces me acuesto de madrugada porque tengo que dejar las cosas preparadas para el ensayo con los chicos”. Buscaba entre los vecinos el atrezzo con el que decoraba el escenario.

En ocasiones, fue requerido para alguna entrevista de índole cultural, donde daba a conocer la vida en Sayago. Fue pintor, escritor y gran fotógrafo. Espero y deseo que el Ayuntamiento de Bermillo sepa reconocer la labor de este gran hijo del pueblo.

Durante los últimos años, la enfermedad minó su actividad, pero no pudo frenarla del todo. A pesar de los infartos, de la leucemia que padecía, siempre ponía por delante su amor a su pueblo y a sus gentes. “Cuando estoy entretenido con estas cosas -me decía-, ni me acuerdo de la enfermedad. Al fin, el COVID hizo mella en su ya castigado cuerpo y, antes de que en las próximas fiestas pudiera volver a abrir otra vez “La Mayuela”, Dios se acordó que en el cielo le hacía falta alguien como Cuqui, para ayudarle a preparar allí alguna fiesta. Seguro que, desde ese lugar, seguirá dirigiendo a los que ahora ocupen su lugar.

Este era y seguirá siendo mi primo Cuqui, envidiado por muchos, criticado por otros, pero querido por todos. Dios te bendiga primo, por lo que hiciste. Ya no ten tenemos físicamente, pero tu recuerdo será siempre eterno.

D. E. P. Cuqui

Manuel de León Santiago