El arduo debate que se ha generado en las últimas semanas sobre la prisión permanente revisable está poniendo seriamente en tela de juicio a determinados partidos políticos que, más allá de escuchar el clamor popular de un país que, mayoritariamente la desea mantener e incluso endurecer, juegan con un tema suficientemente sensible como para tener altura de miras y no objetivos partidistas. La postura firme del Partido Popular en este tema sigue contando con la oposición torticera del PSOE, a pesar de que internamente, la mayoría de sus dirigentes reconocen su idoneidad. De Podemos, poco se puede esperar. Su discurso va más allá de la seriedad que se debe imprimir al asunto. Lo más flagrante es que el PSOE está utilizando este mismo discurso de la formación morada para tratar de impedir que la pena siga su curso, atendiendo a los millones de españoles que la quieren mantener, aplicar y aumentar los supuestos como así aprobó este viernes el Consejo de Ministros.

Por otro lado, es lamentable observar la postura de Ciudadanos. No tienen ni las ideas claras ni los principios firmes. De ir de la mano con el PSOE para tratar de derogarla han pasado a abstenerse ante la propuesta del PNV para poco después jugar al despiste, conscientes de su irresponsable indefinición, tratando de buscar una alternativa con el endurecimiento del tercer grado y los permisos penitenciarios. Como dicen en mi pueblo, "ni so, ni arre". Continua abstención, incluso, obviando ese clamor plasmado, por ejemplo, en las más de dos millones de firmas recogidas en poco más de un mes por el padre de Diana Quer en favor de mantener la medida. Recordemos que cerca del 70 % de los españoles, según sondeos, estaban a favor de esta pena en el instante de su aprobación allá por marzo de 2015. Desde aquella fecha, y tras nuevos y desagradables sucesos que todos conocemos, esta opinión se ha amplificado de forma sustancial.

¿Derogar la Prisión Permanente Revisable obviando a la amplia mayoría de los españoles solo porque es una medida aprobada por el Partido Popular? ¿A qué juega Albert Rivera y su formación? ¿Y el PSOE? Margarita Robles, portavoz socialista en el Congreso, defiende su derogación cuando siendo ponente del Consejo General del Poder Judicial apoyó su idoneidad. No se trata de electoralismo, queridos amigos, no inventamos nada, es cuestión de justicia social. Y de paso, recordar que esta pena está reconocida también por la Corte Penal Internacional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y España es de los pocos países que no cuenta con esta respuesta en su Código Penal. En Francia la instauró el socialista Mitterrand, en Italia está implantada hace muchos años para 19 delitos y para otros 20 en Alemania. ¿De qué estamos hablando? ¿A qué estamos jugando? Por favor, esto es una cuestión seria de Estado, no de ocurrencias y vaivenes mañaneros de formaciones políticas a las que les encanta vestirse de irresponsables.

La prisión permanente revisable ayudará a evitar que se produzcan nuevos casos como el de Diana Quer, Marta del Castillo o Mari Luz Cortés. No sólo eso, también es una manera de endurecer el Código Penal para casos de terrorismo yihadista, una lacra de la que seguimos siendo objetivo principal como pudimos comprobar con los atentados de Barcelona y Cambrils. No se trata de promover ninguna forma de "cadena perpetua". Se trata de proteger a la sociedad de delincuentes excepcionalmente peligrosos, mientras no esté acreditado que no reincidirán. Lo que es permanente es el dolor de padres y madres de un menor asesinado o el de un hijo de una víctima del terrorismo. Y ese dolor que es permanente, por desgracia, no es revisable.

(*) Subdelegado del Gobierno en Zamora