Tanta normalidad se respiraba ayer en la jornada electoral en los pueblos de la provincia que apenas dio que hablar, salvo contadas excepciones con las típicas anécdotas y algún que otro triste incidente. Por ejemplo en Perilla de Castro uno de los miembros de la mesa electoral tuvo que abandonar su cometido debido al fallecimiento de un familiar cercano.

En Muelas del Pan una persona solicitó un kit especial para personas con discapacidad debido a sus problemas de visión. Están entre las contadas incidencias reseñadas ayer desde la Subdelegación del Gobierno.

Porque la noticia fue, por fortuna, la no noticia. Las mesas electorales experimentaban un goteo de electores y era a la salida de misa, en los pueblos donde ayer se abrían las iglesias, cuando se animaba más el ambiente de los colegios electorales. Donde no sonaron las campanas en general los electores optaban por la mañana, aunque como tónica general con menor participación que en los comicios de abril. "Se ha notado también que muchas personas se van de los pueblos después de los Santos" explicaba un vecino.

Es el caso de los municipios más grandes, que conservan la tradición de la misa al mediodía, los vecinos aprovechaban este momento para ir a votar aunque ya fuera por el frío o la apatía, en general se ha notado menos ambiente que en otras citas electorales.

Villalpando, que conserva la segunda mesa electoral por la mínima, es uno de los pueblos donde la participación ha bajado.

Se vieron escenas curiosas como la de las tres generaciones de "Castaño" que coincidieron votando en una mesa de Alcañices. El abuelo Tomás Castaño Fernández, nacido en Alcorcillo en 1926, guarda del ICONA jubilado; su hijo Andrés, nacido en Zamora en 1968, agente medioambiental; y su nieto Sergio, de 1999 estudiante de Gestión Forestal. Otro agente medioambiental, Lorenzo Ferrero, hacía un hueco en su jornada laboral y depositaba el voto en Gáname de Sayago.