Pablo Iglesias llega a Zamora, la tierra donde reside su padre, con el cansancio reflejado en la cara tras una campaña en cuya recta final desafía a las encuestas que anuncian cierto desmorone del fenómeno Podemos. Aunque él asegura que su paso por la política es algo transitorio, sigue siendo la referencia mediática de un partido que, en solo un año, ha conseguido mirar de tú a tú a las formaciones mayoritarias con años de gobierno a sus espaldas.

-¿Lamenta no haber podido apoyar explícitamente a ninguna sigla en el Ayuntamiento de Zamora?

-Es lógico que eso ocurra en algunos ayuntamientos. Cuando dijimos que Podemos no se presentaba a las municipales, ello tenía que ver con las dificultades para componer candidaturas en una formación política nueva en tantas ciudades y municipios. Allá donde ha sido posible hemos apostado por fórmulas de unidad popular. Por desgracia, Zamora, no ha sido el caso.

-¿Le preocupa que determinadas siglas, como Ganemos Zamora, pueda inducir a la confusión al votante?

-El electorado sabe perfectamente a las candidaturas que apoyamos y a las que no. Aquí no ha ninguna duda: Podemos en el Ayuntamiento de Zamora no apoya a ninguna candidatura.

-¿Eso supone que tampoco llamarán a sus votantes al apoyo de una determinada opción como "voto útil" de izquierda?

-No, de haber pensado en ello habríamos apostado por alguna de las candidaturas. Evidentemente, tengo mis preferencias personales, pero son eso, personales. Y como Podemos, hasta aquí puedo leer. Siempre estaré más contento si gente con un programa progresista, diferente al que tiene el PP, de defensa de los derechos sociales gobierna en Zamora o en cualquier otro lugar.

-Sí que concurren al parlamento de Castilla y León. Hay encuestas que ponen en duda que el PP vaya a revalidar la mayoría absoluta de los últimos 30 años. ¿Pactaría, por ejemplo, con Ciudadanos?

-Con Ciudadanos sería muy difícil llegar a acuerdos por el programa que ha presentado, muy parecido al del PP. Da la sensación de que el azul es el primer equipamiento de la derecha española y el naranja la de cuando juega de equipo visitante. Nosotros estamos dispuestos a dialogar con todo el mundo después de que los ciudadanos voten. Pero creo que va a ser muy difícil entenderse con la derecha, tanto la azul como la naranja.

-A pesar de las diferencias, tanto Ciudadanos como Podemos intentan captar a los descontentos. Y hay votantes que dudan entre ambos, parece que no todo es ideología.

-Las encuestas dicen que el caladero principal de Ciudadanos procede del Partido Popular y, en ese sentido, no nos disputamos muchos votantes. En cualquier caso, el voto del cambio es el de un programa que apuesta por la defensa de los derechos sociales, un programa distinto del PP y votar Ciudadanos es votar la continuidad de los populares en las instituciones. Tiempo al tiempo. Quien piense en votar a Ciudadanos en Castilla y León tiene que saber que está votando al PP.

-¿De llegar a gobernar, qué medidas adoptaría Podemos contra la despoblación y el paro en Zamora, dos de los principales problemas de la provincia?

-Es fundamental plantear soluciones tanto en el ámbito regional como el estatal. La despoblación y el envejecimiento que padece Zamora es similar al de otras provincias y regiones españolas. En ello ha tenido que ver mucho, por ejemplo, la forma en que España se integró en la Unión Europea. Habrá que poner en marcha también por un modelo de desarrollo distinto al que implementó el PP en pelotazos urbanísticos y burbujas financieras, que ha tenido como una de sus consecuencias el olvido del mundo rural. Hay que apostar por infraestructuras de desarrollo, por la innovación, las energías renovables o el turismo sostenible, donde Castilla y León tiene mucho que aportar.

-¿Quién tiene sitio en Podemos?

-Yo vengo de la izquierda, pero en el proyecto político de cambio cabe todo el mundo, más allá de etiquetas ideológicas. Somos muy claros en nuestro programa: entendemos que la democracia tiene que estar vinculada a los derechos sociales y que hay que acabar con la corrupción con medidas políticas, penales y económicas. En ese espacio de cambio cabe cualquiera, independientemente de lo que haya votado en el pasado. Creo en la transversalidad, es una de las características fundamentales del votante de Podemos.

-¿El tic-tac ha corrido también en contra de Podemos?

-Nosotros solo salimos a ganar y esa es la diferencia que ha marcado a Podemos con respecto a otras organizaciones. Salimos a por la medalla de oro. La de plata y la de bronce son meritorias, pero salimos a por el oro. Por eso encajamos con gesto serio resultados históricos como los cinco diputados en las Europeas o los 15 conseguidos en Andalucía, la primera vez que ocurre algo semejante partiendo, como partíamos, de cero. Pensamos que 2015 es el año de la oportunidad del cambio. Estaremos donde nos coloque el electorado y pelearemos hasta el final.

-¿Y si sus expectativas fallan?

-Tengamos el resultado que tengamos, para mí la política es algo temporal, estoy de paso aquí. No es mi proyecto vital tanto si nos va bien como si nos va mal. Hasta ahora nos está yendo excelente. No hay precedentes en Europa de una fuerza que con poco más de un año de existencia está disputando la presidencia del Gobierno de España.

-Políticamente, ¿qué ha aprendido de lo ocurrido con Monedero?

-Políticamente he aprendido que hay personas que no están hechas para asumir responsabilidades de dirección política. Y Juan Carlos es una de ellas. No solo es mi amigo, es un intelectual brillante, con una capacidad crítica imprescindible para este país y para nosotros. Ahora, fuera de los órganos de dirección, tiene mucha más libertad para criticarnos y para "tirarnos de las orejas" de vez en cuando, que es algo muy importante en política.