Elecciones 23J

El retroceso de la ultraderecha en España invierte la tendencia al alza en Europa

Alternativa por Alemania se ha disparado del 10% al 20%, en Italia gobierna la ultraderecha, en Francia las encuestas favorecen a Le Pen...

Abascal, durante un mitin en La Marina.

Abascal, durante un mitin en La Marina. / EFE/ Biel Aliño

Mario Saavedra

El desplome en escaños de Vox (de 52 a 33 escaños) tiene repercusión en el gran esquema político de las cosas en Europa. El Viejo Continente lleva años viendo cómo la ultraderecha crece drásticamente en porcentaje de votos y, en los últimos años, entra en los gobiernos: ahora mismo están en el Ejecutivo o lo apoyan en uno de cada cuatro de países de la UE (Italia, Finlandia, Polonia, Hungría, Dinamarca, Suecia…). En otros, los cordones sanitarios los mantienen fuera del poder (Francia o Alemania), pero el apoyo popular sube vertiginosamente. 

El próximo año hay elecciones europeas, y se prevé un ascenso de los grupos de extrema derecha reflejo del auge en los países de origen. Si entre todos consiguen un 33%, podrían lograr una mayoría de bloqueo (un tercio), temida por los partidos mayoritarios (populares y socialistas). El grupo del Parlamento Europeo Identidad y Democracia es, de momento, el más escorado a la derecha. Tienen 64 escaños de los 705 totales. Son anti-inmigración, nacionalistas y fuertemente euroescépticos. A él pertenecen el partido de Marine Le Pen (Agrupación Nacional), la formación neofascista Alternativa por Alemania, la Liga italiana o el Partido de la Libertad austríaco, entre otros. El más grupo de Conservadores y Reformistas Europeos es en el que está inscrito Vox. En general, está compuesto por partidos de derechas euroescépticos que se oponen a una mayor integración europea y que en sus países de origen promueven el conservadurismo y el nacionalismo. Tienen también 64 escaños. En él están el partido de Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, los ultras polacos en el Gobierno (Ley y Justicia) o los Finlandeses Auténticos, que se han estrenado en el Gobierno.

“Hay tres tipos de ultraderecha en Europa. Primero, la de los países del este, como Polonia o Hungría, donde ha arraigado con más fuerza por el rechazo a sus pasados comunistas y porque no pertenecen al euro” explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, Cesáreo Rodríguez-Aguilera, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona. “El segundo tipo es el de los países del sur, como Italia o España. Como Italia sí está en el euro, Georgia Meloni tiene que ir con más tiento y no tiene margen para experimentos. Comparte Italia con España el identitarismo católico. El tercer tipo de ultraderecha es la de los países escandinavos (Suecia, Finlandia o Dinamarca), que tienen como elemento común el rechazo a la inmigración y la xenofobia. Pero allí los ultras son más laxos que Vox en las cuestiones morales, como el aborto o la homosexualidad”. 

En general, apunta Rodríguez-Aguilera, el auge de la ultraderecha en Europa se teje con tres tipos de mimbres: la xenofobia y el rechazo de los inmigrantes, “que es lo que más votos da”, el chovinismo y el resurgimiento del nacionalismo identitario, étnico, contra la globalización y Europa. Quieren evitar una europa federal y “deshacer la UE desde dentro” para volver a una suerte de Comunidad Económica Europea que se superó tras Maastricht. El último es la antipolítica. La lucha contra el establishment y los estados tradicionales. 

Alemania

Uno de los ascensos más llamativos, especialmente teniendo en cuenta el pasado del país, es el de Alternativa por Alemania (AfD). Se opone fuertemente al euro y a la construcción europea; se oponen a lo que consideran una ola de inmigrantes en Alemania y muchos de sus líderes han hecho comentarios abiertamente xenófobos y racistas; y se oponen a las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania. El partido es considerado como una amenaza interna para la democracia del país. Uno de los

por planificar un intento de golpe de Estado en diciembre era una ex diputada del partido.“Partes del AfD promueven el odio y la agitación contra todo tipo de minorías en Alemania, especialmente los inmigrantes”, dijo hace un mes Thomas Haldenwang, director de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, la agencia de inteligencia del país. “ [...] apoyan el discurso antisemita [...] y promueven el discurso de Moscú”. 

La presidenta del partido ultra Alternativa para Alemania (AfD), durante un mitin en Berlín.

La presidenta del partido ultra Alternativa para Alemania (AfD), durante un mitin en Berlín. / Reuters

Su auge se está acelerando en los últimos años, con algún altibajo. En las elecciones parlamentarias alemanas de 2013, obtuvieron tan sólo el 5% de los votos. En las de 2017, un 12%. En últimas cayeron al 10%. Pero ahora, las encuestas de intención de voto les sitúan como segunda fuerza con el 21%, según la media de encuestas de Político.eu. En las elecciones locales de junio consiguieron su primera alcaldía. Rompieron el tabú de la ultraderecha en el Gobierno.

Finlandia

Una de las cunas de la socialdemocracia europea vio en 2011 cómo un partido ultranacionalista y xenófobo, Finlandeses Auténticos, rompía el escenario político y conseguía uno de cada cinco votos. Se convirtió entonces en el tercer partido en el arco parlamentario. Cayeron un punto en 2015, pero entraron en el Gobierno. En 2023 consiguieron su mejor resultado, quedaron segundos y consiguieron una alta cota de poder: siete ministros y una cartera clave, la del Ministerio de Hacienda, que está en manos de la también lideresa del partido, Riikka Purra. Purra ha pedido recientemente disculpas por sus pasados comentarios racistas. En redes había hablado, 15 años atrás, de “monos turcos” o había criticado el exceso de inmigrantes en un vagón de tren asegurando: “si me dieran una pistola, habría cuerpos en este cercanías”. 

Italia

El caso más paradigmático de ascenso de la ultraderecha es el de Italia. Gobierna una coalición de dos partidos ultranacionalistas y xenófobos con un tercero, el minoritario, de centro-derecha.

, con un 26% de los votos, y se unió a Liga (8%) y Forza Italia (8%) para formar el Ejecutivo. La primera ministra y lideresa de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, es aliada de Santiago Abascal. “Para todos nosotros es crucial que el 23 de julio se establezca una alternativa patriótica conservadora en la que Vox sea decisivo en la formación de Gobierno”, dijo Meloni en perfecto español en un vídeo en un mitin de Vox durante esta campaña. “Ha llegado el tiempo de los patriotas. En Italia, Finlandia, Suecia, Polonia y la República Checa hemos demostrado que los patriotas podemos gobernar”.

Suecia

En las elecciones del pasado otoño, el gigante nórdico también viró a la derecha. El Gobierno se formó finalmente con una coalición de tres partidos de centro derecha, pero requirieron del apoyo de la ultraderecha de Demócratas Suecos, un partido antiislamista y nativista (que privilegia a los nativos de un territorio) que consiguió uno de cada cinco votos.

A cambio de permitir la formación de Gobierno, impusieron parte de su agenda de endurecimiento de las leyes de asilo y las políticas de integración de los inmigrantes. 

Francia

En Francia hay un cordón sanitario contra la ultraderecha representada por Marine Le Pen y su Agrupación Nacional. Se ve claramente en las elecciones presidenciales a dos vueltas, en las que sólo se evita la victoria de la ultraderecha con la concentración del voto republicano a izquierda y derecha.

La dirigente de Reagrupación Nacional, Marine Le Pen, el pasado 4 de julio en la Asamblea Nacional francesa.

La dirigente de Reagrupación Nacional, Marine Le Pen, el pasado 4 de julio en la Asamblea Nacional francesa.

En las presidenciales del año pasado, Le Pen consiguió un récord de cerca del 42%, tras años en los que ha ido suavizando su agenda desde el más recalcitrante racismo y xenofobia de su padre y fundador, Jean Marie Le Pen. En la Asamblea Nacional, consiguieron 89 de 577 escaños en 2022: 11 veces más que en las anteriores de 2017. 

Austria

En Austria puede volver al poder el Partido de la Libertad, fundado por un ex agente de las SS hace 65 años. Lidera las encuestas, con una intención de voto por encima del 28%. El Gobierno anterior, del que formaban parte como segundo partido de la coalición, cayó tras conocerse unos audios que mostraban la presunta corrupción. Era el “caso Ibiza”: el exjefe del partido ultra, Heinz Christian Strache, aparecía en un vídeo prometiendo contratos públicos a una millonaria rusa a cambio de donaciones a su partido.