Díaz Ferrán pide tiempo para negociar sus deudas y evitar la insolvencia

Gyeongju (Corea del Sur),

Agencias

Madrid, Europa Press

Estados Unidos decidió ayer tomar la iniciativa en la «guerra de divisas» y propuso ayer, en la cumbre del G-20, limitar el superávit o el déficit por cuenta corriente a una horquilla equivalente al 4% del Producto Interior Bruto (PIB) hacia 2015 como medio para acabar con los desequilibrios globales. La propuesta ya ha provocado división de opiniones en el seno de los países más ricos del mundo. A Alemania, la locomotora exportadora y económica de la Unión Europea, la propuesta no le gustó, y Japón, otro de los grandes industrializados, la llegó a calificar de poco realista. Tampoco agradó a Australia. Y es que estos dos últimos países tienen un superávit que ronda el 4%. La iniciativa tampoco agradó a los representantes de los países emergentes, China e India.

El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, se convirtió ayer en el protagonista de la cumbre del G-20, en la que participa la ministra de Economía y Hacienda española, Elena Salgado. Planteó su propuesta en una carta enviada sus homólogos, en la que apuntó que los países con déficit persistentes deberían impulsar el ahorro mediante objetivos fiscales creíbles y consistentes a medio plazo con niveles sostenibles de deuda y un fortalecimiento de sus exportaciones. Por el contrario, las economías eminentemente exportadoras deberían adoptar reformas estructurales, así como medidas fiscales y monetarias para estimular las fuentes internas de crecimiento y apuntalar la demanda global.

El ministro canadiense de Finanzas, Jim Flaherty, calificó de «útil» la iniciativa de EEUU, mientras un funcionario francés mostró también la «simpatía» de su delegación hacia la propuesta estadounidense.

El secretario del Tesoro de EE UU instó además a los países del G-20 a evitar políticas en los tipos de cambio «diseñadas para obtener ventajas competitivas» mediante el debilitamiento de sus divisas o el anclaje artificial de la cotización de las mismas.

El aún presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, se ha acogido al procedimiento especial de negociación de deudas de la ley concursal, que le otorga un plazo de hasta cuatro meses para alcanzar un acuerdo con sus acreedores y evitar así ser declarado insolvente.

No obstante, esa maniobra no afecta a dos declaraciones de concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos) que ya están en marcha. Tanto Ferrán como su socio Gonzalo Pascual afrontan grandes dificultades por haber avalado personalmente las deudas del Grupo Marsans.

El empresario ha solicitado al Juzgado de lo Mercantil número 9 de Madrid que le permita contar con esos cuatro meses para negociar con NH Hoteles y Olimpia Mediterráneo, empresas que han solicitado al juez la declaración de concurso necesario de personas físicas contra el empresario. Ambas empresas reclaman a Díaz Ferrán que pague con su patrimonio las deudas contraídas por Viajes Marsans, tras no hacerse efectivo varios pagarés firmados por el entonces propietario del grupo turístico. El empresario explicó que «en un permanente esfuerzo para conseguir sacar adelante Marsans» avaló personalmente pagarés a proveedores pero «la crisis y escasez de crédito, junto con el expolio del Gobierno Argentino, no lo hizo posible».

Por ello, indica que sus abogados y él mismo ya estaban negociando soluciones, pero a la vista de la decisión de alguno de ellos de solicitar concurso, sus abogados «han considerado conveniente» acogerse al artículo 5.3 de la Ley Concursal.

Díaz Ferrán asegura no entender «de estas situaciones». «Lleva 43 años creando empresas y creciendo permanentemente, revirtiendo siempre los beneficios y nunca me he visto en esta situación», dijo. Según fuentes jurídicas, a partir de ahora, el juez deberá decidir si acepta o no el plazo solicitado por el empresario para negociar con sus acreedores.