Visto lo visto, y soñando lo que podría llegar de esta gran plantilla y equipo rojiblanco que existe, rubrico y pongo mí firma en esta parte del himno oficial del Zamora Club de Fútbol, compuesto por el maestro extremeño residente en Madrid (ignoro si vive), Carmelo Salgado, y que fue estrenado en en el desaparecido campo del “Ramiro Ledesma” (hoy en día Ciudad Deportiva Municipal), en la megafonía que poseía aquella Publicidad “Envi”, en partido de Liga frente al primer equipo del Real Club Deportivo de la Coruña. Corría el año 1980. Concretamente el 21 de Diciembre (0-2).

Justo es recordar que el padre de la feliz idea del himno, y a la vez su mecenas fue el interventor-contador por entonces del Zamora C. F., Bartolomé Gil Santacruz. Valga esta pequeña parte de la historia del Club cuyo primer equipo tantas alegrías está dando a la afición en esta temporada 2020/2021 que entra en su recta final. Las estrofas del himno ponen de relieve la ilusión que ha vuelto a la afición zamorana, y todo ello, no nos olvidemos, gracias a la llegada al Club del “Grupo Vivir”. Y aunque el equipo está en la recta final de la temporada, con esta fase de ascenso a la Segunda División, Liga de Fútbol Profesional, ya no dependiendo de sí mismo, pero la campaña hecha ha sido más qué soberbia.

Nadie podía imaginar cuando empezó esta temporada, con la fortaleza del subgrupo en el que quedó integrado el Zamora, que a estas alturas de la competición, el equipo estuviera logrando objetivos, todos ellos importantísimos y de mucho mérito. En la penúltima jornada en el Ruta, ante la Cultural y Deportiva Leonesa, el equipo logró el objetivo de una meritoria y muy costosa victoria ante un rival de categoría. La última hasta la fecha y quien sabe si llegará alguna más. Ante la Leonesa la afición abandonó el estadio con una sonrisa de oreja a oreja. No era para menos tras ver cómo jugó su Zamora. El pasado encuentro en Burgos, ante un potente conjunto, es otra historia, aunque para no variar no faltaron los “penaltitos” de rigor.

Este equipo lo da todo en los partidos. Un orgullo. Se vacía en el campo. Trabajo y derroche a tope. Se sigue soñando, pero tengamos los píes en el suelo. Pensemos de dónde venimos hace muy pocos años. Lo cierto es que el equipo transmite a pesar de bajas por sanciones y lesiones. Todo un lastre esta temporada. El técnico David Movilla es muy afortunado con esta plantilla, pero este entrenador vasco es algo especial. Profesional, con mayúsculas, a tope. Vive por y para su trabajo en el Zamora Club de Fútbol, bien se puede decir las veinticuatro horas del día. Cada jornada, amaneciendo, a primerísima hora, Movilla ya está listo en su oficina en el estadio. Su vehículo es el primero que llega a las instalaciones. El equipo técnico le acompaña. Vamos, que se puede decir que es la primera persona que llega al “Ruta de la Plata”, y la última que se va.

Quien esto escribe no quisiera pasar por alto el debut en las gradas del estadio de mí nieto Víctor. Le hice socio en Reyes y ante la Leonesa, con su estrenada camiseta del Zamora C.F., adquirida en la tienda oficial del Club, vibró y cantó los goles zamoranos. Cuando le preguntaron nada más llegar de qué equipo era y esperaban la respuesta que del Barcelona, mí nieto no dudó en su rápida contestación : “!Yo soy del Zamora!”, pronunció con rapidez y sin pestañear con la Marcha de Thalberg sonando en la megafonía del Ruta.

Este domingo despedida en el Ruta ante el B del Valladolid. Antes y después del encuentro, esta plantilla bien merece una súper ovación. Un reconocimiento especial por lo mucho y bien hecho en esta campaña 20/21. Una plantilla esta rojiblanca que derrocha trabajo, fuerza y entusiasmo a tope. Un técnico profesional cien por cien que demuestra siempre educación, señorío y saber estar con todos los rivales. No me llamen pedante.

Que nadie diga que me paso en mí apreciación, pero como dice el himno del Club, el mejor es el Zamora. Y punto.