El Barcelona inicia la búsqueda de su sexta final de Copa del Rey consecutiva, acogiendo en el Camp Nou el segundo clásico de la temporada, primer acto de las semifinales coperas, pendiente de Leo Messi y Dembélé ante un Real Madrid que mide su reacción frente a su eterno rival.

La Copa del Rey depara el segundo clásico del curso del fútbol español. El primero, en Liga, fulminó la corta etapa de Julen Lopetegui en el banquillo del Real Madrid. Un 5-1 demoledor sin Messi, fue la puntilla a un equipo sin rumbo. Ahora, recuperado en su autoestima y el físico de la mano de Solari, encara un gran reto.

Messi es el centro de todas las miradas. El argentino hizo ayer trabajo de fisioterapia al sufrir una contractura en el aductor de su muslo derecho en el último compromiso liguero ante el Valencia. Mientras, Dembélé ultima su puesta a punto tras el esguince en el tobillo izquierdo que padeció hace quince días contra el Leganés. Son las dos incógnitas por despejar del Barcelona.

El último entrenamiento marcará la decisión deValverde para diseñar la lista de convocados, en la que seguro no entrará Cillessen, portero del Barça en la Copa hasta ahora, que se perderá la eliminatoria y seis semanas de competición por una rotura en el sóleo de la pierna derecha. Su puesto en el once lo ocupará Ter Stegen, titular en el resto de competiciones.

La baja de Cillessen se une a lasya conocidas del defensa Samuel Umtiti y el centrocampista Rafinha Alcántara. Pendiente de Messi, Valverde deberá elegir entre arriesgar con el astro de Rosario o reservarlo pensando en el duro calendario que le espera a su equipo de aquí a final de temporada. El puesto del argentino en el once podría ocuparlo Dembélé, si recibe el alta médica. Otra opción para Valverde sería la de modificar el esquema y apostar por un 4-4-2 con Coutinho y Luis Suárez, que siempre rinde a un gran nivel ante el Real Madrid (le ha metido 9 goles en 11 partidos), en punta. Aunque, conociendo a Messi, difícilmente renunciará a participar en un encuentro ante el eterno rival y con una final en juego.

El resto será el equipo de gala, al que el preparador extremeño ha podido reservar en liga la última jornada, estará a su disposición.

Para el Real Madrid el clásico del Camp Nou es el escenario perfecto para confirmar su resurrección. Llega en su mejor momento de la temporada, encadenando cinco victorias consecutivas, con Solari recuperando a todos sus jugadores y tan solo Vallejo en la enfermería. Los blancos han exhibido buen fútbol y corregido aspectos futbolísticos que le lastraban. Ahora, deben demostrar que pueden seguir rindiendo con éxito al máximo nivel.

En un febrero decisivo, en el que definirá ante el Barcelona su futuro en la Copa del Rey, visitará al Wanda Metropolitano en liga y regresará a la Liga de Campeones, la plantilla de Solari se conjura para mostrar más ambición que nunca y luchar por todo en las tres competiciones. Para ello, deberá sacar algo positivo de su viita hoy al eterno rival. Un envite que afrontará apoyándose en la figura del joven Vinicius y el Benzema más goleador en meses.

La gran duda en el once blanco es la presencia de Bale, lejos de su mejor forma y poco conectado en el estreno de la BBV ante el Alavés en liga. Su puesto lo ocupará casi con seguridad Lucas Vázquez en un once en el que Solari introducirá varias novedades más allá de la vuelta a Navas a portería. Nacho y Varane tomarían el eje de la zaga y Marcelo, suplente en competición regular de Reguilón, saltaría de iniciio al Camp Nou. Un elenco de modificaciones en el once blanco que se completará con la vuelta de Kroos en la medular.