Si, como dice el fino matemático y patarrealista salvaje Saúl Fernández, el infinito no es para tanto, entonces el infinito baño del Barça al Valencia en el partido de ida de la semifinal de Copa tampoco es para tanto. Si, como dice sin pretender hacer un chiste la arqueóloga "alternativa" de la horrible película "La pirámide", los egiptólogos están anclados en el pasado, entonces los culés también estamos anclados en el pasado guardiolista y no entendemos la grandeza del Barça de Luis Enrique. O puede que no. A lo mejor el infinito sí es para tanto y hasta puede que sea lógico que los egiptólogos estén anclados en el pasado. Puede que el infinito repertorio de pases, jugadas y robos de balón del Barça ante un Valencia que no pudo ser intenso sí sea para tanto. Y puede que el empeño de los culés en no olvidar el pasado reciente sea la razón de que el presente no se distinga tanto de ese pasado. Este Barça anclado en ese glorioso pasado de títulos y gran juego sí es para tanto. O puede que no.

Puede que el Barça de los últimos partidos de Liga, ese Barça que ganó al Levante sin brillo ni esplendor, sea como el porno, que no es un exceso de sexo sino una ausencia de sexo. Nada está más lejos del Eros que el porno, y nada está más lejos del erótico Barça que todos amamos que este Barça pornográfico que gana de rebote y sufriendo en casa del colista. Los récords van cayendo uno tras otro con una cadencia pornográfica que ahuyenta el deseo como los posos humeantes de café espantan a las avispas. Ya sé que no siempre se puede jugar acariciando el infinito y el pasado porque los títulos también se ganan con partidos pornográficos como el de Levante, pero uno espera más de una mañana futbolera de domingo, sobre todo después del erótico 7-0 al Valencia. El tamaño no importa. Un 7-0 puede ser erótico y un 0-2 solo pornográfico. De acuerdo, el Barça sigue siendo líder y lleva no sé cuantísimos partidos sin perder. Vale. Pero contra el Arsenal y en Liga de Campeones no será suficiente la pornografía de un gol en propia meta y otro gol en el descuento.

Después de todo, el infinito no es para tanto.