La Casa del Rey y el Gobierno consideran que el tiempo que el Rey va a estar sedado y convaleciente de su intervención quirúrgica -unas dos semanas según sostuvieron ayer los médicos-, no le va a impedir el ejercicio normal de sus funciones. Se ha desestimado adoptar cualquiera de las medidas previstas por la Constitución para estos casos, como la inhabilitación temporal del monarca en tanto se restablece completamente de su operación, una decisión que le corresponde tomarla a las Cortes Generales, según la Constitución.

El artículo 59 de la carta magna española, en su punto segundo, establece que el Príncipe heredero asumirá la Regencia «si el Rey se inhabilitare para el ejercicio de su autoridad y la imposibilidad fuere reconocida por las Cortes Generales», una circunstancia que jamás se ha planteado en la reciente historia de la monarquía.

El tipo de intervención a la que se ha sometido el Rey ha permitido también que el Príncipe de Asturias mantuviera su prevista asistencia a la toma de posesión de la nueva presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla. Esa decisión es a la vez una muestra de normalidad y la expresión de la importancia que el Príncipe otorga al cumplimiento de sus compromisos.

De hecho, don Felipe pudo conversar ayer por la tarde desde Costa Rica por teléfono con el Rey Juan Carlos. Según han informado a EFE fuentes de la Zarzuela, don Felipe llamó a su padre y charló con él un rato «con buen humor y cordialidad», tras asistir a la ceremonia de investidura presidencial de Laura Chinchilla. En Costa Rica, Felipe de Borbón afirmó que el Rey está de «buen ánimo» y «fuerte» tras la operación y ha celebrado que todo haya «salido perfecto».