El sector del espárrago se aferra a la calidad que aporta la fértil tierra de Fuentesaúco

La empresa de Ángel Corrales afronta con optimismo la nueva campaña de recolección a pesar del declive de la producción en la provincia por la falta de mano de obra y el aumento de los costes

La actividad en la nave de "Espárragos Corrales" es frenética. La empresa familiar afronta con optimismo una nueva campaña de recolección en Fuentesaúco que, en principio, se presenta excepcional tanto por la calidad como por el calibre de los espárragos.

El joven de 36 años, Ángel Corrales Hernández, tomó en 2007 el relevo de su padre al frente de una empresa que sigue apostando por el espárrago de Fuentesaúco, localidad que hasta hace pocos años aglutinaba la producción en la provincia, pero que con el paso del tiempo ha asistido a la progresiva desaparición de los cultivadores por diferentes factores como la falta de relevo generacional, las dificultades para contratar mano de obra o el incremento de los costes con la consiguiente merma de la rentabilidad. Con la ayuda de su padre, que en 1990 se inició en el sector y que sigue supervisando el cuidado y los tratamientos que precisan las esparragueras, Corrales ha tomado las riendas de una empresa plenamente consolidada, que durante los aproximadamente 60 días que se prolongará la campaña espera recolectar y procesar entre 60.000 y 70.000 kilos de espárragos.

En la actualidad "Espárragos Corrales" cuenta con 14 hectáreas en producción, a las que recientemente ha sumado otras ocho, que ha sembrado de esparragueras por la creciente demanda de sus productos, especialmente del espárrago fresco que, en un elevado porcentaje, más del 80% se destina a Madrid, mercado desde el que se distribuye a otros puntos de España y a diferentes países de Europa. Además, el espárrago de más calibre es muy apreciado en la alta cocina porque, por su extraordinaria calidad y considerable grosor, se ha convertido en un "producto caro y de lujo".

En los últimos años la empresa saucana ha ampliado su modelo de negocio reservando parte de la producción de espárragos para conserva, proceso que lleva a cabo en la localidad navarra de Lerín. Para preservar la calidad y evitar que adquieran una tonalidad morada, la empresa recolecta los espárragos al atardecer y por la noche. De media, en cada jornada de la campaña la empresa cosecha unos mil kilos de espárragos que, posteriormente traslada con sumo cuidado a la nave, en la que los brotes se someten a un proceso de hidrocooling o enfriamiento por agua fría para mantener y realzar su color blanquecino.

Acto seguido, los trabajadores realizan la selección y el calibrado de los espárragos que, tras su pesaje, son atados en manojos para su envasado y posterior comercialización. No obstante, una parte de la cosecha se destina a la venta "a granel". Aunque hasta hace pocos años, la empresa asentada en Fuentesaúco destinaba ocho hectáreas a la siembra de espárrago verde, por la mayor limitación del mercado y el menor precio al que se ha comercializado en las últimas campañas, ha decidido centrar sus esfuerzos en la producción de blanco, que es el más demandado por los consumidores.

Para sacar adelante la nueva campaña, la empresa ha tenido que recurrir un año más a la contratación de jornaleros procedentes de Jódar en Jaén que se han trasladado a Fuentesaúco y que se han convertido en una pieza clave para mantener la actividad de "Espárragos Corrales". De hecho, el empresario reconoce que la contratación de mano de obra es un problema más del sector agrícola y hortofrutícola en Zamora porque "cada vez es más difícil encontrar a gente para trabajar en el campo y porque cada vez hay menos jóvenes que quieran tomar el relevo".

Este problema ha agudizado el progresivo declive del sector dedicado a la producción de espárragos en la provincia, en la que, al margen de la empresa de Corrales, se mantiene "algún cultivador muy pequeñito" en Fuentesaúco que sobrevive gracias a su esfuerzo personal. Lejos quedan aquellos años en los que la cosecha rozaba el medio millón de kilos de "oro blanco" que se sembraban en tierras zamoranas, reducidas en la actualidad a minifundios en manos de pequeños cultivadores cada vez más limitados por la falta de mano de obra y la subida de los costes de producción. En este punto, Corrales insiste en que la escasez de temporeros es el principal problema de un sector, para el que reclama medidas de las que podría depender el futuro del campo y que pasan por "ayudar" a los agricultores que generan empleo o por incentivar la incorporación de personas que están en paro y que "se acomodan" a su situación.

Al problema de la escasez de jornaleros o el escaso interés de los jóvenes por incorporarse al sector, el empresario añade otros como el aumento de los costes de producción, que el pasado año fue "increíble" en abonos y fitosanitarios, que no es acorde a los precios de venta de los productos. A pesar de la delicada situación del sector y siempre que pueda contar con el grupo de jornaleros de Jódar, "Espárragos Corrales" no renuncia a expandir la empresa y a sumar más hectáreas para la plantación de esparragueras. No obstante, como reconoce el empresario, una de las claves para obtener más producción y obtener un mayor calibre es el regadío, por lo que la rotación de cultivos también "limita" la expansión de la siembra.

En este punto, recordó que una vez que se arranca la esparraguera, cuya "vida" es de diez años, tienen que pasar otros 15 para poder sembrar de nuevo espárragos con la rotación de cultivos, ya que "es una planta muy radicular con muchísimas raíces, por lo que tienen que pasar unos años para que ese terreno pueda sanearse". En cuanto a las diferencias entre el espárrago de Fuentesaúco del que se produce en otras zonas de España, reconoce que, "al igual que pasa con el garbanzo" los matices distintos los aporta el terreno y, en su caso, el "mimo" con el que su padre cuida las esparragueras y el abono orgánico que emplea para obtener un productos de contrastada calidad y muy apreciado en los mercados más exigentes.

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