Los chocallos de la Visparra han vuelto a resonar entre las casas de Vigo de Sanabria, un pueblo que recupera su mascarada tras años sin poder salir a correrla y que ha disfrutado de nuevo de la endiablada tradición de su máscara.
Desde la ermita de Gracia, las trallas y vergontas han hecho correr a los más atrevidos en compañía de la Visparra o diablo, el personaje que con el ruido de sus cencerros y sus instrumentos fustigadores y amenazantes genera el caos en la localidad.
La Visparra de Vigo representa los seres que, aprovechando el parón invernal, vuelve a la tierra para purificar las aldeas y favorecer la fertilidad de tierras, animales y personas. Se enmascaran con calantroñas, hechas de telas de color, con agujeros para ojos, nariz y boca y rematadas por detrás con borlas y cintas de colores. Visten harapos o trajes de lino, y de sus cuellos penden collares, unos personajes peculiares en la comarca a los que acompañan los vecinos y demás disfraces.
Vigo de Sanabria ha finalizado su mascarada, en la que no han faltado los casamientos, con la quema del personaje del ciego, tras la que han invitado a los afortunados que han visto el ritual de invierno a un chocolate con churros caliente, el mejor sabor de boca de una mascara.