La localidad de Valer de Aliste ha recuperado las fiestas patronales en honor a Santa Eulalia de Mérida con un amplio, variado e interesante programa de actos que congregó a cientos de vecinos, emigrantes y forasteros disfrutando a lo grande, tanto los niños como jóvenes y mayores.
El día grande se iniciaba con los animados pasacalles que estuvieron amenizados por la agrupación folclórica “Manteos y Monteras” al son de la música de gaitas, dulzainas y tamboriles.
Uno de los actos más emotivos y concurridos, como ya suele ser habitual, fue la santa misa y la procesión en honor a Santa Eulalia de Mérida oficiada por el querido y admirado párroco Pedro Faúndez Mayo, que abandonará en los próximos días la Unidad de Acción Pastoral de Valer de Aliste (Gallegos del Río, Flores, Puercas, Domez de Alba, Fradellos y Bercianos) tras desarrollar su labor durante solamente un año, dejando una profunda huella entre los feligreses. Tras los actos religiosos hubo baile-vermut con convidada a dulces y sangría. Por la tarde las música y bailes folclóricos volvieron a ser protagonistas de la mano de “Manteos y Monteras”.
Como ya se esperaba la verbena popular del día de Santa Eulalia volvía a abarrotar la Plaza Mayor con jóvenes y no tan jóvenes llegados desde pueblos de todo Aliste y también desde Tierra del Pan, Alba, Tábara, La Carballeda, Valles de Benavente e incluso de Portugal. Para ello se contó con la actuación de “La Misión”, el grupo de Madrid liderado por Basty Piñero, considerado una de las mejores orquestas de España junto a las gallegas Panorama y París de Noia. La Misión acudía a su cita en Valer de Aliste con un gran operativo integrado por cinco grandes tráilers, de ellos dos para el escenario móvil y tres más para transportar el equipo, más el espectacular autobús que utilizan los músicos, bailarines y acróbatas para los desplazamientos más largos.
Valer de Aliste ha contado con uno de los veranos con más visitantes de su historia. Muestra de ello fue que un pueblo que actualmente ronda los 100 habitantes durante el resto del año, en la época estival lograba congregar 93 niños y niñas. Actualmente no hay ni un solo menor de edad empadronado.
Ellos fueron los grandes protagonistas de las fiestas, destacando la jornada de convivencia infantil con los integrantes del parque comarcal de bomberos voluntarios de la Mancomunidad de Servicios “Tierras de Aliste”, que se encargaron de inculcar a los pequeños valores para prevenir incendios forestales. El parque infantil con hinchables, toro mecánico y fiesta de la espuma estuvo patrocinado por el coto privado de caza “Santa Eulalia”, que también ofreció una merienda popular para todo el pueblo. Luego bailes con “Manaita”.
El viernes estuvo dedicado a la gastronomía y todos los vecinos participaron en una cena de convivencia y hermandad por cortesía de la Indicación Geográfica Protegida “Ternera de Aliste” con un guiso tradicional de carne fresca de ternera de la IGP, con pimientos y patatas primerizas de Valer de Aliste. La noche, muy animada, estuvo amenizada por la orquesta “Amazonas”.
La fiestas patronales de Santa Eulalia de Mérida están organizadas por los propios vecinos, que también colaboran económicamente junto con la aportación que se recibe del Ayuntamiento de Gallegos del Río, cuya Corporación Municipal preside el alcalde Pascual Blanco Martín. Este año, tras dos años marcados por la pandemia, la coordinación corría a cargo de Esther Ribera Blanco y Marisol Fernández Río. Ahora la idea es comenzar a trabajar ya con tiempo para que Valer vuelva a contar en 2023 con un programa similar al de los años 80 y 90, cuando sus fiestas se convirtieron en unas de las más afamadas de la comarca alistana.
Valer de Aliste tiene como patrona a Santa Eulalia de Mérida, cuya festividad se celebra el día 10 de diciembre. Antiguamente se trasladaron las fiestas a unas fechas con temperaturas más benignas, los días 10 y 11 de septiembre, en que ya también se habían culminado las tareas de la cosecha veraniega. Finalmente, a principios del siglo XXI, se adelantaron al prime fin de semana de septiembre para que los emigrantes puedan hacer coincidir sus vacaciones con las fiestas.
