Los datos de la cosecha de cereal de invierno presentados ayer por la Junta de Castilla y León confirman el desastre anunciado. La sequía ha mermado el rendimiento de los cultivos en un 40% en Zamora, respecto a los rendimientos del año pasado: se están recogiendo una media de 1.880 kilos por hectárea en la provincia, frente a los 3.143 del año pasado.

Hay que tener en cuenta que la cosecha de 2021, como la de 2020, fue excepcionalmente buena. Aun así, los rendimientos de los cultivos son en el conjunto de Castilla y León un 20% inferiores a la media de los últimos cinco años.

317.700 toneladas de cereal

Esto permite calcular que los agricultores de Zamora cosecharán estos días 317.701 toneladas de cereal, frente a las 489.100 toneladas recogidas el año pasado. La producción ha caído, por lo tanto, en un 35%.

Concretamente, la provincia de Zamora cosechará este año 150.842 toneladas de trigo, 131.409 toneladas de cebada, 20.702 toneladas de avena, 7.708 toneladas de triticale y 7.040 toneladas de centeno.

Descenso de los rendimientos

El rendimiento ha descendido en todo tipo de cultivos, y se sitúa en los 1.937 kilos por hectárea en el caso del trigo, 2.105 kilos por hectárea para la cebada, 1.218 kilos por hectárea para la avena, 1.505 kilos por hectárea para el triticale y 1.071 kilos por hectárea para el centeno.

Zamora es una de las provincias más afectadas por la sequía, y cuenta con el segundo peor rendimiento de sus cultivos, solo por encima de Soria. De hecho, el rendimiento medio en Zamora es un 31,5% inferior al del conjunto de Castilla y León, y un 40% inferior al de provincias como Burgos, Palencia o León, donde se superan los 3.000 kilos de cereal por hectárea cultivada.

Los rendimientos han caído especialmente en el caso del centeno, que produce un 40% menos por hectárea en Zamora que en el conjunto de la comunidad. En el trigo, la diferencia entre la provincia y la región es de un 31% y en la cebada de solamente el 26,7%.

La cosecha en Castilla y León

En el conjunto de la comunidad se estima una producción que superará los cinco millones de toneladas de cereal, algo más de la mitad corresponde al trigo. Esta cifra es un 20 % inferior a la media de los últimos cinco años (6,3 millones). La provincia de mayor producción es Burgos (1,2 millones de toneladas), seguida de Palencia (956.000 toneladas) y Valladolid (905.000 toneladas). El conjunto de las tres provincias producen el 50% del cereal de la comunidad este año.

El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas, desatacaba ayer que con estos datos “Castilla y León se mantiene como el granero de España”, con un 36% de la producción nacional de cereales de invierno. Además, destacaba que “la campaña se está iniciando con precios más altos que al inicio de la pasada, influida por los altos costes de los insumos principales: fertilizantes, gasoleo, energía, así como la alta inestabilidad derivada de la invasión rusa a Ucrania”.

Teniendo en cuenta las últimas cotizaciones de cereal, correspondientes al cierre de la campaña anterior y las primeras de la actual campaña de comercialización, el valor estimado de la producción en Castilla y León se cifra en torno a 1.700 millones de euros (17 % más que el año pasado). Sin embargo habrá que esperar a la evolución de los precios en los próximos meses de la campaña.

La Junta reclama estabilidad a Europa

No obstante, Gerardo Dueñas ha indicado que, aunque aparentemente el valor mayor de la producción es superior debido a los precios actuales, “no se debe olvidar el incremento de los costes que han asumido los agricultores en la campaña 2021 – 2002” y asimismo ha recordado la “enorme inestabilidad e inseguridad” que existe de cara a las próximas siembras que se realicen en el mes de septiembre.

Por último, el consejero de Agricultura demandaba ayer la necesidad de concluir la definición de la futura PAC y en especial que, de forma definitiva, la Comisión Europea confirme las condiciones de siembra en relación a la diversificación o no de cultivos, la obligación o no de dejar superficies en barbecho y también de manera especial que se hagan esfuerzos extraordinarios para facilitar la disposición de los inputs principales para poder producir con garantías, como son los fertilizantes e incluso semillas. Dueña expresaba su confianza en que estas cuestiones se puedan aclarar en el próximo Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea, previsto para el día 18 de julio, ya que “es urgente dar certidumbre a los agricultores y ganaderos”.

Valoración de las OPAs

Los dirigentes autonómicos de las organizaciones profesionales agrarias acompañaron al consejero en la presentación de los datos de la cosecha, y pusieron el acento en la incertidumbre que se cierne sobre el sector de cara a la próxima campaña.

El presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo, matizó que sus datos son algo inferiores a los ofrecidos por la Consejería, con 4,5 millones de toneladas de cereal estimadas, un 30% menos de la media de los últimos años en Castilla y León. Además lamentó que haya que importar cereales de fuera de España para abastecer el consumo. “Un dato muy malo para Castilla y León. La cosecha es mala y lo es en un año donde los costes de producción han sido elevadísimos, la rentabilidad de las explotaciones es nula o a pérdidas”, resumió.

En la misma línea, desde la Alianza UPA-COAG, Lorenzo Rivera, aseguró que estamos “en una media preocupante porque no somos autosuficientes”. Desde 2017 ha habido dos cosechas de sequía y esta de 2022, que es mala al no llegar a los cinco millones de toneladas. Rivera remarcó que el cambio climático no solo es una realidad sino “un peligro” y que hay que controlar lo que llueve, por lo que reclamó un Plan Hidrológico ambicioso que permita la modernización de los regadíos, así como “el embalsamiento de agua suficiente”, con un control exhaustivo ya que, subrayó, estamos en “una cuenca con una capacidad de almacenamiento para una sola campaña”, en una comunidad con 460.000 hectáreas de regadío.