Si no caen lluvias copiosas en lo que resta del mes de febrero toda la provincia de Zamora podría entrar en alerta por sequía hidrológica. Los sistemas Tera y Bajo Duero, que juntos cubren la mayor parte de la superficie provincial, ya se encuentran en situación de “prealerta”, según informaba ayer la Confederación Hidrológica del Duero (CHD).

La alerta hidrológica se ha declarado ya en la unidad territorial de Támega-Manzanas, que incluye parte de las comarcas de Aliste y Sanabria, además de territorio de Orense y Portugal.

El indicador de la sequía hidrológica se relaciona con problemas de escasez para atender toda la demanda de agua.

La unidad del Alto Tormes (Ávila y Salamanca) es la segunda en situación de alerta, y en prealerta se encuentran las unidades de Carrión, Pisuerga, Cega y Torío-Bernesga. El resto están en situación de normalidad.

La situación empeorará este mes

Además, el sistema de embalses del Tera se encuentra en “situación de sequía prolongada”, identificada habitualmente como sequía meteorológica, debido a los días que lleva sin recibir precipitaciones. En la misma situación están los sistemas de Órbigo, Pisuerga, Águeda y Támega-Manzanas. Desde la CHD advierten que es muy probable que el próximo mes esta situación afecte al 70% de la superficie de la cuenca del Duero.

Actualmente la situación de la cuenca se puede considerar como muy irregular, destacando la escasez de precipitaciones y que las reservas de nieve son muy pequeñas en comparación a lo que se suele encontrar en febrero. De hecho, son prácticamente inexistentes en la mayoría de las zonas de montaña de Castilla y León.

El embalse de Ricobayo este invierno en la zona de Manzanal del Barco. | Emilio Fraile Alejandro Bermúdez

Embalses de la cuenca del Duero

Los embalses de la cuenca del Duero gestionados por la CHD almacenan en estos momentos 1.802 hectómetros cúbicos de agua, el 62,6% de su máxima capacidad. Este valor se sitúa ligeramente por debajo de la media de los diez últimos años (1.817,4 hectómetros cúbicos y 63,2%) y bastante alejado de la favorable situación de febrero del año pasado, cuando los embalses estaban llenos al 81,5%.

El caso de Ricobayo

Esto no incluye los embalses gestionados por empresas hidroeléctricas, como Ricobayo y los Saltos del Duero, gestionados por Iberdrola. Ayer, Ricobayo estaba al 30,2% de su capacidad con casi 363 hectómetros cúbicos embalsados. Almendra, en una situación parecida, se halla al 35,9% con 946 hectómetros cúbicos de agua embalsados.

En Zamora el embalse más afectado por la sequía es, con diferencia, el de Cernadilla, en la Baja Sanabria, que retiene en estos momentos el 19% de su capacidad, con algo menos de 50 hectómetros embalsados.

El vaciado de Ricobayo en el verano del año pasado para producir energía hidroeléctrica causó polémica por el perjuicio para las empresas turísticas de los pueblos ribereños y la subida sostenida del precio de la luz en el mercado mayorista en España. Sin embargo, al terminar el 2021 la situación del embalse no era tan diferente a la de otros años.

Ricobayo acabó el año 2021 al 32% de su capacidad (378 hectómetros cúbicos, dato del 31 de diciembre). Justo un año antes, el 31 de diciembre de 2020, Ricobayo estaba al 35,1% (414 hectómetros cúbicos), y a los tres meses estaba lleno. La diferencia radica en que este invierno, por el momento, no ha traído lluvias que vuelvan a llenar este y otros embalses de la provincia.

Por eso hace justo un año Ricobayo almacenaba más del doble de agua que en estos momentos y se situaba al 75% de su capacidad máxima.

De manera general, el volumen de agua almacenado en toda la cuenca del Duero en este momento es inferior al que se disponía en febrero del año pasado. Solo Porma y Riaño en León, o la presa de las Cogotas en Ávila, se encuentran por encima de la media de los últimos diez años.

Riego en Toro y Zamora

Pero la peor situación, con diferencia, se da en los embalses palentinos que abastecen los sistemas Carrión y Pisuerga, puesto que el volumen almacenado es un 25% inferior a la media de los diez últimos años y escasamente alcanzan el 50% de las reservas existentes en febrero de 2021.

Esto puede ser muy preocupante para el sector primario zamorano si no se revierte la situación. Estos sistemas son los que acaban llenando el embalse de Castronuño (Valladolid), en el Bajo Duero, que es el que abastece los canales de riego Toro-Zamora y San José.

Sistemas de riego. | Archivo I. B.

El desarrollo de la campaña de riego “dependerá del volumen de agua embalsada en nuestros embalses al inicio de la misma y de las precipitaciones a lo largo de lo que resta de invierno y de la primavera”, señalan desde la CHD.

Esto tiene a los regantes de Zamora mirando al cielo. Un cambio en la situación atmosférica que hiciera aumentar las aportaciones a los embalses permitiría arrojar mejores datos y aseguraría la campaña de riego.

Ante esta coyuntura, desde la CHD se insiste en la necesidad de realizar “un consumo responsable y eficiente de un recurso valioso y escaso como es el agua”.

En lo relativo a la programación de cultivos de regadío se recuerda la necesidad de mirar la situación de los indicadores de escasez de cada sistema, especialmente en Bajo Duero, Pisuerga, Carrión y Órbigo.