Han pasado 54 años desde que el pueblo de Argusino quedase definitivamente sumergido bajo las aguas del embalse de Almendra. Desde aquel mes de septiembre de 1967, cuando comenzó la inundación, solo han podido verse en seis ocasiones los restos Argusino. En 1981, 2012, junio de 2017, finales de 2018, a principios de 2019 y ahora, en noviembre de 2021.

Los últimos datos sobre el nivel de la presa de Almendra sitúan el agua embalsada al 41,11% de su capacidad, con 1.089 hectómetros cúbicos del total de 2.649 hectómetros cúbicos embalsables. Esta ocupación supone un casi un 30% menos que en las mismas fechas de 2020, cuando el embalse estaba al 68,75 por ciento. La media de los últimos diez años es del 60,70%.

Fuentes de la empresa Iberdrola, concesionaria del embalse situado entre las provincias de Zamora y Salamanca, consultadas por este diario apuntan que los niveles registrados en el embalse de Almendra responden a una evolución “totalmente normal”.

Por el momento la reducción de la cota ha aflorado el cementerio, el espacio que se situaba en el lugar más alto del pueblo sayagués. Todo un acontecimiento para los hijos y descendientes de Argusino que reciben el descubrimiento del pueblo como un resurgir de sus recuerdos y vivencias.

La bajada del nivel del embalse ha permitido observar de nuevo el camposanto, “el símbolo más importante y que aún se mantiene en pie” se apunta desde la asociación Argusino Vive, constituida con motivo del 50 aniversario de la desaparición del pueblo.

Paredes del camposanto de Argusino con las aguas embalsadas al fondo. | R. C.

El resurgimiento del cementerio es “una oportunidad más para que los argusinejos visiten y rememoren una vida que quedó enterrada bajo una capa de hormigón y que les impidió hasta velar a sus difuntos” apunta Argusino Vive.

Casi un mes después del Día de los Santos, el cementerio regresa a la vida y los restos de las paredes del espacio más sagrado para los argusinejos vuelven a recomponerse con las cruces marcadas por los propios descendientes para indicar el lugar donde descansan los suyos. El resurgir del cementerio es aprovechado por los hijos de Argusino para acercarse a la vera del embalse y depositar flores.

Argusino es uno de los pueblos sacrificados por el empuje del progreso, en este caso con la construcción de la presa más alta de España, una proeza de la ingeniería hidroeléctrica construida en el curso inferior del río Tormes.

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