Aunque admite que no podrá decirlo con total seguridad hasta llegar a Santiago de Compostela, este es el decimoquinto Camino de Santiago que el peregrino Emilio José Casanova recorre.

Natural de Játiva, Valencia, Casanova se encuentra esta vez inmerso en pleno camino de Levante, cuyas conchas en el suelo lo han traído por segunda vez a Zamora, donde ya gastó zapatilla hace dos años, cuando la Vía de la Plata y el camino Sanabrés lo llevaron hasta la Plaza del Obradoiro.

Ya son quince los Caminos sobre sus espaldas, de los cuales dos, los hizo en pandemia: el Olvidado en octubre de 2020 y la ruta Vadiniense en junio de 2021.

Del primero, una anécdota para no olvidar: “Cerraron Galicia, no dejaban entrar a nadie, al final salió un boletín para los peregrinos que estuvieran en camino sí pudiéramos entrar en Galicia. Continué y terminé”, relata sobre un viaje que recorrió “completamente solo, de principio a fin”.

El camino de Levante lo ha traído desde Valencia a Almansa, luego Tomelloso, Toledo, Ávila y finalmente Zamora, un recorrido que el valenciano califica como “el auténtico” y que ahora desviará hasta Braganza, para conocer el Portugués “el Sanabrés ya lo conozco”, comenta despreocupado.

De Zamora, destaca Fornillos “pregunté cuántos habitantes tenía y de los 140 estaban casi todos tomando la fresca en la puerta”, ríe sobre una de las anécdotas que más le han sorprendido a su paso por Zamora, donde confiesa, ha encontrado pueblos “vacíos”, y es que ha pasado tardes enteras descansando en municipios en los que no se ha cruzado con nadie, lamenta.

Casanova continua con el viaje tras una breve parada en los municipios zamoranos de Toro, Ricobayo, Fonfría y Fornillos, además de la ciudad. Anima a todo el mundo a “regresar” al Camino y a explorar aquellos “no tan tradicionales”, porque aunque duros y algo inhóspitos, dice, “merecen la pena”, una experiencia diferente con la que recuperar las antiguas costumbres de antes de la pandemia.