Villarino de Manzanas, acogedora localidad perteneciente al municipio de Figueruela de Arriba, se ha convertido en el primer núcleo de población de La Raya de España (Aliste) y Portugal (Tras Os Montes) en conseguir la inmunidad de rebaño en la lucha contra la crisis sanitaria global del COVID 19. Todos sus vecinos empadronados y los emigrantes residentes regresados a lo largo de la primavera han completado ya la vacunación, los primeros en Zamora y los segundos en Madrid.

Al abrigo de la mítica Peña Mira de la Sierra de la Culebra como cumbre más alta de la comarca de Aliste y a la vera del río Cabrón, Villarino es un pequeño pueblo, cuyo censo actual es de tan solo 15 empadronados, de los que ocho son mujeres y siete varones.

Una pareja de ancianos de Villarino. | Ch. S.

Una pareja de ancianos de Villarino. | Ch. S. Chany Sebastián

Abuelos y abuelas vivieron el pasado fin de semana un hecho que se mantendrá vivo en sus memorias pues por primera vez desde marzo del año pasado salieron con tranquilidad a la calle. Eso sí, manteniendo todas las precauciones y medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias y también muy conscientes de que la lucha contra el coronavirus es una realidad en la Sierra de la Culebra.

“Hemos vivido momentos muy duros, sin poder vernos entre los familiares y vecinos, conscientes que vivíamos unos tiempos donde la vida y la muerte se jugaban poco menos que a cara o cruz”, comenta un vecino. El domingo las campanas entonaron y a gloria, más que nunca, celestial y terrenal, y las familias acudieron vestidas con sus mejores galas a la iglesia de la patrona Santa María Magdalena, donde también esta la imagen de la Virgen de Fátima, que se venera cada mes de mayo en la romería hispanolusa junto a Petisqueira las que tanto han rezado en estos tiempos de pandemia.

Una familia a la puerta de su casa en Villarino de Manzanas. | Ch. S. Chany Sebastián

Y allí, con Marcelino Gutiérrez Pascual, el cura de Mahíde oficiando, la felicidad alcanzó su máxima expresión pues la pila bautismal de cantería del Monte Pedroso, que durante años ha dormido el sueño de los justos, recobraba de nuevo la vida para bautizar a la niña Ana Fidalgo, la nieta de sus orgullosos abuelos paternos alistanos, cuyos padres decidieron bautizarla en el pueblo alistano.

Villarino Manzanas, que en verano alcanza cerca de 150 habitantes, tenía muy buena salud poblacional en tiempos de la Guerra de Cuba. En 1910 ya residían en el pueblo 149 vecinos a lo largo de todo el año. Sobrevivió a la Gripe Española de 1919 y a la Guerra Civil. y llegado 1939 inició un incremento poblacional que le llevó a alcanzar los 164 habitantes en el mes de mayo de 1949.

Dos de los residentes ya vacunados. | Ch. S.

Dos de los residentes ya vacunados. | Ch. S. Chany Sebastián

Vivían en la posguerra los pueblos una superpoblación que trajo consigo en los años 70 del siglo XX la emigración y el éxodo rural, en este caso hacia tres puntos muy concretos: Madrid, Asturias y Valladolid, lo que redujo el censo a 110 vecinos. Fatídica fue la década de los setenta pues en ella se fueron 55 personas y en 1981 se bajo a 44; a 35 en 1991 y a 27 en 1996. En la ribera del Cabrón los abuelos y abuelas de Villarino Manzanas no se olvidarán del coronavirus que “mas vale prevenir que curar”, pero mantenida la precaución, con la vacuna y la inmunidad de rebaño, las tertulias al sereno volverán a ser como las de antes: en las huertas y huertos al ritmo de “sajo” y “azada” las patatas, frejoles, lechugas, pimientos y tomates crecerán libres de temores pues se podrán mirar y ver las caras.

A causa de los destrozos de la fauna de la Sierra de la Culebra, en Villarino los vecinos decidieron juntar las fincas juntas, las cuales vallaron para evitar la entrada de jabalíes, ciervos y corzos. Allí pasaran ratos perdidos pudiéndose mirar de frente y verse las caras. Tras tiempos revueltos de pandemia Villarino de Manzanas ha sido el primer pueblo en abrir la puerta a la esperanza.

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