Chany Sebastián

Los trajes típicos como patrimonio material “son el alma, corazón y vida que más y mejor definen la historia de nuestro pueblos y sus gentes reflejando las vivencias y aconteceres que han llevado a los hombres y mujeres del medio rural a vivir y sobrevivir aprovechando la materia prima de la tierra y los saberes artesanos pasado de padres a hijos generación tras generación”. Esta es la sentencia de una nonagenaria alistana. Un hito histórico fue la participación del la indumentaria alistana y carbajalina en boda real de Alfonso XII con María de las Mercedes el día 23 de enero de 1878. La iniciativa fue del entonces XVII Marqués de Alcañices José Osorio y Silva, el cual, gastó parte de su fortuna en la Restauración Borbónica”.

Tras la Guerra Civil y la posguerra, los años sesenta llegó la emigración y el modernismo condenando a las prendas de fiesta y trabajo rurales a la triste muerte del olvido en la oscuridad y soledad de los bailes y sobraos. Hasta que llegaron los grupos de coros y danzas y mostraron y demostraron que los manteos y gabachas, reconvertidos por el progreso en “trastos viejos” en realidad fueron, –nunca dejaron de serlo–, y siempre lo serán auténticas joyas: las señas de identidad de cada comarca.

El grupo de coros y danzas Doña Urraca fue uno de los pioneros, a los que debemos que los trajes típicos, tras resurgir de las cenizas del olvido, volvieran a ser el orgullo de nuestros pueblos. Y gracias a Doña Urraca (por su 65 aniversario) hoy esta en marcha la Muestra de Indumentaria Tradicional “Raíces y Tradiciones” abierta de martes a domingo, hasta el 10 de septiembre, en el Museo y Taller de Bordaos de Carbajales.

Según su director Miguel Santos: “La que hemos tenido durante mucho tiempo obviamente ha sido Carbajales, Aliste y Benavente-Los Valles con la Tierra de Campos. Desde el 2012 el grupo está intentando tener trajes de todas las comarcas. Se tiene como objetivo en el proyecto anual de Doña Urraca ir ampliando vestuario, pero de aquellas comarcas de las que no tenemos indumentaria. Primero se comenzó con la de Sayago y se continuo con Sanabria, La Carballeda y Toro. Zamora es una provincia muy rica en indumentaria tradicional y muy variada de norte a sur y de este a oeste las diferencias son abismales en cuanto a los materiales, a la visitada, a todo, a la forma de coser, de bordar. Entonces tenemos la grandísima suerte que al igual que Zamora es una provincia rica en folclore y en tradiciones también lo es en indumentaria”.

En cuanto a los materiales en Aliste destacan el paño y la lana, además del lino para las camisas, todo antaño en abundancia en cada pueblo gracias a las ovejas de la raza autóctona castellana y la planta textil: en las riberas del Aliste y Frío se mantiene parajes y fincas con la denominación de “Linares” proveniente precisamente de antaño destinarse a su cultivo. En la “zona de Toro prevalecía el terciopelo y las sedas: dependiendo claro esta de la pudiencia económica de cada familia”. La elaboración de indumentaria tradicional es artesanía pura y manual de ahí que su valor económico, caso concreto de Aliste, pueda rondar e incluso superar los 2.000 euros el de mujer y los 1.700 el de hombre.

En el traje de mujer la prenda mas cara es la blanca camisa, de lino, de 600 a 700 euros, bordada en cuello, pecho, hombro, puños y traspuños, seguida del manteo (200 a 300), justillo (150), gabacha (100), pañuelo (80 a 100), faltriquera (25), pololos (30), medias 840), mandil de picote de telar (40 si es normal y 50 si es de fiesta), mantón (120) y abalorios (collar y pendientes) de 300 a 600 euros. Los zapatos de oreja 150 euros. En el de hombre la camisa es más barata, entre 500 y 600, seguida del gibón (350), chaleco (300) botas de cuero (80), medias (30 a 40), polainas (30), montera 20) faja (15), cintas (10), en el caso de los chalecos cada chaleco lleva 12 botones y cada botón cuesta 13 euros.

La prenda más emblemática es la capa parda con paños pardos de lana de oveja castellana negra.

UN TRAJE CARBAJALINO DE MUJER CON MANTILLA CUESTA 3.000 EUROS

Hablar de los bordados carbajalinos son palabras mayores. Unas prendas de artesanía pura, que brillan desde la Tierra de Alba a La Habana (Cuba) Buenos Aires (Argentina), Río de Janeiro (Brasil), Caracas (Venezuela) o Melburne (Australia). Allí donde la vida o la necesidad llevó a alguna albarina allí hay seguro algún traje de Carbajales. Tiene como una de sus piezas principales al manteo (antiguamente “saya”) bordado en paños de lana con variados y ricos colores. Históricamente el color preferido es el amarillo aunque también los hay negros y rojos. En 1985 los bordados carbajanos obtenían el primer premio del I Festival Folclórico Mundial de Baviera (Alemania). El ancestral cantar delata que los trajes de dos nobles del Condado de Alba de Aliste, Carlinda y Teresa se casaron con ellos, hechos por 100 reales cada uno, por “La Corrales” y “La Guardesa”. Un traje, si lleva complemento la mantilla, hoy día nunca baja de los 3.000 euros. ¿Caro?. No si tenemos en cuenta los ricos materiales utilizados (paños de Bejar) y que todo se hace a mano, puntada a puntada: en un manteo, trabajando a la vez cuatro personas, se tarda en elaboras alrededor de 960 horas (dos meses y medio) y en un mandil dos mujeres 144 horas (tres semanas). Hacer un mantón le lleva a una bordadora 432 horas.

La camisa es de lino y similar a las de Aliste con el cuello y los puños bordaos normalmente en azul y en algunas ocasiones en negro si quien la vestía o viste era una mujer de luto. Por su parte la “Gabacha” esta bordada en seda, lleva abundantes lentejuelas en forma de flores y grecas. En ocasiones se utiliza el pañuelo de hombros en sustitución del “dengue”. En cuanto al mandil suele ser de color negro buscando el contraste con el manteo (amarillo o rojo. Los zapatos se hacen a mano con bordados sobre paño. Las joyas de adorno suelen ser el collar de corales, gargantillas, botones, medalla de plata o bollagras con el Cristo Barrigón.

Raíces y tradiciones, gracias al Ayuntamiento de Carbajales se Alba y a Doña Urraca, está siendo todo un éxito y el grupo, según, Miguel Santos, espera a llevar al muestra a Zamora capital para celebrar su 65 aniversario. Allí debería haber comenzado, pero no pudo ser a causa de la pandemia. Luego sería una exposición itinerante.