Numerosos ancianos y personas enfermas residentes habituales en los pueblos de Aliste, Tábara y Alba llevan días, sin atreverse “a salir de sus casas y hacer una vida normal por miedo a los contagios del coronavirus a causa de los vecinos que no utilizan mascarillas ni guardan la distancia social” que establecen las autoridades sanitarias para atajar la pandemia del COVID-19.

La comarca vive el mayor repunte de población estacional de lo que llevamos del siglo XXI y las autoridades calculan en unas 35.000 personas las repartidas por 31 municipios y 102 pueblos con solo 13.675 empadronados.

Los pueblos alistanos, tabareses y albarinos han recobrado temporalmente la vida que les había robado el éxodo rural y les había condenado a ser la “España Vaciada”. Niños, jóvenes y mayores vuelven a llenar esas calles y plazas semidesiertas el resto del año.

Es de resaltar el comportamiento ejemplar de la mayoría en los pueblos, de los emigrantes llegados de otros lugares y de los residentes habituales, a la hora de cumplir las normas: mascarillas y guardando las distancias sociales.

Por desgracia, como ya sucedió durante el estado de alarma y el confinamiento, “en todos los pueblos existen unos pocos irresponsables que hacen lo que le da la gana y están poniendo en grave peligro la vida del resto, muchos de los cuales somos mayores y enfermos que estamos aterrorizados porque sabemos que somos las personas de mayor riesgo a sufrir contagios del coronavirus. Tenemos tanto miedo que no nos atrevemos a salir a la calle ni a ir a comprar el pan, a la tienda o a la farmacia porque siempre te cruzas con alguno sin mascarilla. Son muy pocos, pero es que no paran en casa y son un peligro. Una vergüenza”.

Está ha sido la queja generalizada trasmitida a las autoridades a lo largo del fin de semana por personas y familias de la tercera edad de Aliste, Tábara y Alba suplicando a los alcaldes que se solicite al Subdelegado del Gobierno, en Zamora, Ángel Blanco García, y a la delegada de la Junta de Castilla y León, Clara San Damián, “que se vigile y obligue en todos los pueblos y a todas horas llevar la mascarilla y guardar las distancias sociales, aplicando la ley e imponiendo las sanciones que correspondan a quienes las incumplan”.

Algunos vecinos al notar la ausencia en las calles, hasta ahora habitual, de abuelos y abuelas, acudieron preocupados a sus casas y la respuesta les dejó helados. “Estamos bien, pero miedo tenemos mucho”.

La reacción no se ha hecho esperar y los ayuntamientos iniciaron ayer la redacción de bandos municipales, en primer lugar agradeciendo “el comportamiento ejemplar y cívico de la mayoría de los niños, jóvenes y mayores. Estamos viviendo momentos muy difíciles y la situación va empeorando cada día por toda España y en Portugal. Las gentes de esta tierra somos acogedoras y de comportamientos ejemplares, todos, los que vivimos en los pueblos y los que tuvieron que emigrar a otros lugares, y entre todos tenemos que ayudar a que esto no se nos vaya de las manos y evitar que haya algún brote de Covid-19 que seria una desgracia para nuestros pueblos”.

Acto seguido se hace un llamamiento a la responsabilidad. “Estamos en un verano atípico, ante un presente y un futuro incierto, donde no hay lugar para las fiestas de madrugada y jolgorios innecesarios. Es hora de que todos asumamos que nos estamos jugando la vida, la nuestra y las de los demás, y es vergonzoso que muchos de nuestros mayores no puedan o no se atrevan a salir de casa por la irresponsabilidad de cuatro o cinco en cada pueblo que van por la vida como si no pasara nada y el peligro no existiese”.

ENFRENTAMIENTO “A VOCES” ENTRES LOS CUMPLIDORES E INFRACTORES

En algunos pueblos ya se han producido enfrentamientos verbales ( a voces) entre los que cumplen y los que incumplen, a veces entre familiares o familias que viven en la misma calle puerta con puerta.

Por este motivo las autoridades, asumiendo la gravedad de la situación, respaldan la labor de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y advierten que “se acabaron las contemplaciones y los paños calientes, cada vez que nos llegue una queja vecinal o veamos conductas irresponsables llamaremos a los mandos de la Guardia Civil para que los efectivos de la Benemérita se presente en los pueblos para hacer rutas de vigilancia y si hay personas que se considera que están poniendo en riesgo la salud pública, a los pueblos y a su gentes, que actúen con todas las consecuencias, no habrá problema en denunciar con nombre y apellidos si algún irresponsable genera algún contagio o brote y hay fallecidos”.

Según se afirma se cumple más con la mascarilla y las distancias sociales en los pueblos grandes que en los más pequeños.

Otro de los problemas se centran la noche con los robos en los huertos y las fiestas o concentraciones nocturnas no sólo entre jóvenes sino a veces de adultos. A veces incluso se suben fotos a las redes sociales y ello pone en alerta a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Al parecer, según fuentes vecinales, esa ha sido la causa de los controles que se han estado haciendo en una localidad del municipio de Gallegos del Río.

Se hace un llamamiento a la prudencia y a la responsabilidad muy en particular cuando se comparte el uso de lugares habituales de la presencia de personas de la tercera edad y niños “pues de nada vale que haya cuarenta con mascarilla y dos sin ella” más teniendo en cuenta el riesgo que se crea para las personas de la tercera edad.

No faltan las personas que una vez más han dado ejemplo y se están ofreciendo a acompañar a los abuelos a salir a pasear, a sentarse un rato en la plaza en su compañía o a hacerle la compra: “Hay que estar con ellos, dar la cara por ellos y si alguien pone con sus actos en peligro su salud, llamarle la atención o llamar a la Guardia Civil, porque así no se puede seguir”.