Se acabaron los pésames en los funerales. Párrocos de pueblos de la provincia están comunicando a sus feligreses las nuevas normas para la celebración de los entierros, que eliminan el contacto físico de las personas y las despedidas multitudinarias a los difuntos. Medidas que ´responden al plan de prevención del contagio del coronavirus anunciado por las autoridades sanitarias.

De acuerdo con las normas transmitidas desde las Unidades Pastorales, se continuarán celebrando los funerales "con la máxima dignidad y respeto hacia los difuntos y sus familias", pero a la vez, "extremando las precauciones".

El sacerdote recibirá al difunto en el cementerio, "procediéndose en espacio abierto a la acogida cordial de todos y a la posterior inhumación del difunto". No habrá pésame alguno para evitar el contacto físico entre las personas. La recomendación de los párrocos indica que, tras la inhumación, se irá a la iglesia, a la que accederán, por propia voluntad y de modo responsable la familia estricta del difunto y nadie más, para celebrar la Misa de Funeral.

En la eucaristía dominical siguiente al funeral, ya con los asistentes habituales de la parroquia, se mencionará al fallecido, en el recuerdo de los difuntos.

Estas normas se suman a las ya anunciadas por el Obispado de Zamora apelando a que las muestras de devoción y afecto hacia las imágenes (besamanos, besapiés, veneración de cruces, beso de mantos,...) se lleven a cabo "con una respetuosa reverencia, evitando el contacto físico con ellas".

También la conveniencia de retirar el agua bendita de las pilas que hay en las entradas de las iglesias y en otros lugares de devoción. Que el saludo de la paz, en la celebración de la Eucaristía, se haga con una inclinación u otro gesto distinto del habitual de abrazar o estrechar la mano.

Y que las personas que distribuyan la comunión, en la celebración de la Eucaristía, se laven las manos antes y después de este momento. Algunos párrocos precisan que "nunca se comulgará en la boca, siempre en la mano".

Los sacerdotes apuntan que con estas medidas "no se trata de alarmar a la población, sino de extremar los cuidados para evitar la difusión del virus. Hemos de actuar todos con responsabilidad cívica suficiente y con el sentido de a fe, que está más allá de las costumbres y tradiciones. Mejor prevenir que lamentar" se apunta desde la Unidad Pastoral La Hiniesta-Montamarta.