Iberdrola sigue firme en su determinación de hacerse con la gestión de todas la presas y embalses que jalonan el Duero internacional y que constituyen una de las grandes mecas de la generacion hidroeléctrica de la península ibérica.

De cerrar con buen pie la operación, la Eléctrica española culminaría el gran sueño que supone la conquista energética del Duero, concebida por el visionario José Orbegozo a principios del siglo XX, y que, en menos de 200 kilómetros, regala una producción media anual de unos 8.000 millones de kilovatios hora.

La compra de las presas lusas ofrecidas por Energías de Portugal (EDP) en el tramo del Duero internacional zamorano-luso, denominadas Miranda, Picote y Bemposta, además de las dos de reciente construcción implantadas en el río Sabor, y también el complejo hidroeléctrico ubicado en la desembocadura del Tua al Duero, ambos ríos nacidos en Sanabria, va aclarándose a medida que algunas compañías interesadas abandonan la pugna.

De las cinco grandes eléctricas seleccionadas de cuantas mostraron, en principio, su interés, han desistido Endesa -filial en España de la italiana Enel, que se hizo con la sociedad- y, según informó anteayer VozPópuli, aludiendo a la agencia Bloomberg, también tiró la toalla la austriaca Verbund. Quedan sobre la mesa las propuestas de Iberdrola -que tiene todo el sistema del Duero internacional concedido, salvo las tres lusas en juego- la francesa Engie y de la noruega Statkraft.

El proceso de venta y adquisición de los activos de la EDP marcha sin mayores difusiones y tan silencioso como la corriente eléctrica que generan. Ni siquiera los trabajadores de las instalaciones lusas emplazadas en el cañón del Duero conocen nada de su destino. "Sabemos lo que dicen los periódicos" afirman fuentes de uno y otro salto hidroeléctrico luso. Son casi medio centenar de empleados, con los efectivos de la seguridad incluidos, que siguen con expectación el posible cambio de propietario. Algunos de estos empleados parecen presagiar que la eléctrica española puede llevarse la tarta energética porque, expresan, "tiene una preferencia" sobre el resto por el sobresaliente aprovechamiento hidroeléctrico del sistema Duero que ya tiene en sus manos, y que gestiona con alto rendimiento.

Durante las últimas fechas responsables de las sociedades interesadas en estas generativas presas y embalses hidroeléctricos lusos "han visitado", en casos en más de una ocasión, las instalaciones para conocer de primera mano las características y los pormenores. Los ingresos que la EDP espera recibir por esta desinversión de sus activos es de unos 2.000 millones de euros, con los que pretende fortalecer su potencial en otras energías renovables.

La disposición de las tres presas lusas del cañón de Arribes sumarían una producción media anual de más de 2.690 millones de kilovatios hora (Kw/h), con la generación que producen la decena de turbinas cobijadas en los correspondientes macizos.

La adquisición por parte de Iberdrola es vista por algunos empleados españoles de la compañía como la culminación de la gran conquista hidroeléctrica del Duero planeada a principios del pasado siglo por el llamado "hombre luz", José Orbegozo. La sociedad presidida por el salmantino Ignacio Sánchez Galán, gestionaría con este trayecto fluvial de todo el tramo arribeño del Duero que, desde la primera presa de San Román, hasta Saucelle, que da paso a Portugal, tiene un recorrido de 170 kilómetros -120 internacionales- con un desnivel de 426 metros. Tiene además la particularidad del encadenamiento de los embalses, que confiere una mayor operatividad al conjunto del complejo hidroeléctrico.

La producción media conjunta de los saltos de San Román, Villalcampo (con dos grupos) y Castro (con dos grupos) es de 1.268 millones de Kw/h, pero en el total del Duero arribeño alcanzaría la sobresaliente cifra de 7.958 millones de kilovatios hora, llegando a superar los 12.000 millones en un año de gran bonanza hídrica, pues ya alcanzó los 11.771 millones de kilovatios hora -sin contar la producción de las tres presas lusas- en el año 1979, según los datos registrados por Iberdrola.

"La concesión de los aprovechamientos hidroeléctricos lusos del Duero internacional fue otorgada en 1954 a Hidroeléctrica do Douro, y se inició con la construcción de la presa de Picote, encajada en lo más abrupto del curso. El estudio fue encomendado al consorcio de empresas americanas Knappen-Tippets-Abbett-McCarthy, Engineers, en el contexto de asistencia técnica concedida a Portugal al abrigo del Plan Marshall", según la información recogida en el documento referido a la presa de Picote.

La regulación del aprovechamiento hidroeléctrico del tramo internacional del Duero, su reparto, fue rubricado por los gobiernos de España y Portugal en agosto de 1927. En el documento se habla de "sentimientos amistosos y solidarios", pero la realidad es que vino poner fin a varios lustros de batalla administrativa y litigiosa difícilmente igualable. El convenio concedía todas las potestades a quienes apostaban por los saltos hidroeléctricos, y cuya entrada en escena era contemplada como un motor del desarrollo económico e industrial. Ambos Estados declaran "de utilidad pública y urgente todas las obras que cualquiera de ellos hubiere de construir para el aprovechamiento hidroeléctrico del tramo internacional". De este modo, en aras a los embalses correspondientes, fueron expropiados terrenos públicos y privados en Fermoselle, Pinilla, Fornillos, Mámoles, Cozcurrita, Badilla, Torregamones y Villardiegua.

Atrás quedó una larga y encendida etapa de más de veinte años de tramitaciones y expedientes ante uno y otro Estado, de paralizaciones y resurrecciones de los mismos, de traspasos de derechos, de petición de aprovechamientos, de informaciones públicas tendentes a esclarecer los derechos sobre el dominio público, de resoluciones y de proyectos tan insólitos y amenazantes como el denominado Plan Ugarte o "solución española", que suponía encajonar el curso del Duero por territorio español para acometer las presas sin las cortapisas lusas. También quedó atrás una singladura de competencias lupinas, de pleitos, de reclamaciones y de "sacrificios pecuniarios", con especial fiereza y constancia por parte de la más combativa: la Sociedad Hispano-Portuguesa de Transportes Eléctricos, constituida con un capital de 901.518.16 euros (150.000 millones de pesetas), luego transformada en Iberduero y hoy Iberdrola.

La central de Miranda entró en servicio en el año 1960. El embalse tiene una capacidad útil de 64 millones de litros, cuenta con cuatro grupos y la producción media anual es de 8977 gigavatios hora. Picote fue la primera en entrar en servicio, y lo hizo en el año 1958. Dispone de tres grupos de generación y la producción media anual es de 868,9 gigawatios hora. Bemposta fue el último de los complejos hidroeléctricos lusos del Duero internacional en entrar en servicio. Lo hizo en 1964, tiene acoplados tres grupos de generación y la producción media anual es de 924,1 gigawatios.

Iberdrola tiene una notable presencia en el país vecino y, entre otros proyectos, desarrolla en estos momentos un magnoproyecto hidroeléctrico en el Alto Támega, con una inversión que supera los 1.500 millones de euros y que, en conjunto, reportará una producción de 1.776 megavatios.

Consta de tres grandes presas: Alto Tâmega, Daivões y Gouvães, y la previsión es que Daivões y Gouvães entre en funcionamiento en diciembre de 2021 y la presa de Alto Támega en junio de 2023. El complejo está concebido con una gran operatividad de bombeo. Es de resaltar la cooperación entre España y Portugal por integrar los sistemas eléctricos, que llevó a la constitución del Mercado Ibérico de la Energía (Mibel).

De vencer esta batalla, Iberdrola haría realidad un sueño solo reservado a personas movidas por un coraje y una ilusión ilimitada.