San Justo y Pastor fueron ayer los grandes protagonistas en el día grande de las fiestas patronales celebradas en su honor por los vecinos y emigrantes de Domez de Alba. Días para recordar y hacer memoria: Este mes de agosto se cumplen 120 años de la mayor tragedia colectiva vivida por el pueblo y sus vecinos a causa de una tormenta.

Como manda la ancestral tradición popular, religiosa y social, pasada de padres a hijos, de abuelos a nietos, desde hace siglos, cada 6 de agosto, los hombres y mujeres del pueblos se vistieron con sus mejores galas para participar en la santa misa oficiada por el arcipreste de Aliste Fernando Lorenzo Martín. Justo y Pastor, portados en andas por los mozos, procesionaron por las calles arropados por el fervor de sus feligreses y devotos. La iglesia parroquial de San Justo y Pastor de Domez ha brillado un año más por méritos propios tras continuas y acertados trabajos de restauración. Los últimos la de los ventanales con un largo proceso que obligó a su desmontaje completo, lijado, impregnación de diferentes productos y barnizado para aguantar mejor las inclemencias atmosféricas y así evitar a la temida carcoma. Altar y puertas nuevas también en los últimos tiempos.

El prólogo de la historia del templo de San Justo y Pastor de Domez de Alba tuvo que ver con los cielos, que no con Dios. Era una calurosa tarde del mes de agosto de 1899 cuando, mientras los vecinos trillaban la mies (trigo y centeno) en "La Era", en el horizonte apareció una fuerte tormenta: de las más temidas que son aquellas que llegan de Portugal por Constantim y Moveros. Rayos, truenos y un tremendo aguacero que arrasó (Echó a perder dicen los manuscritos") parte de la cosecha (parvas, morenas, muelos y medas se pudrieron bajo el mar de agua), dañó la mayor parte de las casas del pueblo y dejo en ruina total el antiguo templo de San Justo y Pastor que terminó derrumbándose.

Cinco largos años estuvo Domez sin una Casa de Dios digna y segura, pues tras la tormenta a duras penas se aguantaba en pie y los feligreses no se atrevían ni a entrar por miedo a que se les cayera encima. En 1904 se decidió construir un nuevo templo que en teoría costaría 4.525 pesetas, sin tener en cuenta las piedras, la arena (de ríos y arroyos), tejas, barro (de los barreros) y madera aportar por las familias. Al final fue el maestro Francisco Nieto quien levantó la actual iglesia que no se abriría al culto hasta el 6 de agosto de 2012.

El coste se les fue de las cuentas y de las manos y al final hubo que pagar 15.770 pesetas, abonándose entre el mes de octubre de 1911 y el día 28 de junio de 2012 lo que buenamente se pudo: concretamente seis pagas de 2.000 pesetas cada una de ellas. No había para más y hubo de abrirse la iglesia al culto con deudas pendientes hasta poder pagarse y se pago el último plazo de 3.171 pesetas el día 29 de noviembre de 1912.

El maestro y contratista acepto en parte entregar la iglesia antes de cobrar para que se pudieran celebrar en ella con dignidad muy en particular los bautizos y los funerales de los vecinos.

La iglesia de Domez de Alba resurgió de sus cenizas, nueva, contando con cantería (granito) de las canteras de Fornillos de Aliste (800 pesetas se le pagaron al cantero alistano Juan Manuel Rodríguez), y 6.500 tejas tipo árabe, 140 tejones y 1.500 ladrillos (por los que cobró cobro Ángel Fernández de Ceadea 478 pesetas). El transporte lo hicieron los propios vecinos con las "carrunas" por dificultosos "Caminos de Rodera" con caros tirados por bueyes y vacas de la raza autóctona "Alistana".

En total se terminaron pagando 7.217 jornales a 2, 2,5 y 3 pesetas (precios variables pues hay que tener en cuenta que las obras duraron aproximadamente ocho años, desde 1904 a 1012), a los que habría que sumar las jeras de los feligreses (gratis) a los que eso si se les hizo una convidada que costo 519 pesetas por ir a buscar los materiales con sus vacas y carros. Los andamios se hicieron con dos chopos de Narciso Llover (80 pesetas). 129 años después la trágica tormenta es solo un mal recuerdo y la iglesia con 112 años un emblema.