Amara Ramos es la directora del Centro Asistencial Mombuey, que pertenece al Grupo Matellanes, fundado hace 25 años por María Matellanes, que abrió su primera residencia en 1994 y que es la representante legal de todos los centros del grupo. La empresa familiar cuenta con cinco residencias, cuatro de ellas en la provincia de Zamora y una en Salamanca. El último proyecto del grupo, que gestiona 330 plazas residenciales y tiene 150 trabajadores, ha sido la puesta en marcha de una unidad de convivencia en el Centro Asistencial Mombuey, donde se abrirá otra nueva que ya está en construcción.

-¿Por qué han puesto en marcha la unidad de convivencia en Mombuey?

-A raíz de la nueva normativa de la Gerencia de Servicios Sociales, hemos implantado la unidad de convivencia La Cañada en el Centro Asistencial Mombuey, que tiene 50 plazas concertadas. La unidad de convivencia La Cañada está en la fase de acreditación con la Gerencia de Servicios Sociales y ya tenemos en proyecto y estamos haciendo la segunda unidad de convivencia que habrá en el centro.

-¿En qué consiste el proyecto?

-Es un proyecto nuevo en el que se agrupa a los residentes en pequeñas unidades de convivencia con un máximo de 15 o 16 personas. El objetivo es que se sientan como en casa, con una atención muy centrada en la persona y en la que las auxiliares adquieren un papel muy importante como auxiliares de referencia, con historias de vida y proyectos de vida de los propios residentes.

-¿Tienen pensado poner en marcha otras unidades de este tipo en otros centros?

-En principio estamos pensando implantarlas en el centro Virgen del Rosario en El Puente de Sanabria porque por la distribución que tiene el centro, el funcionamiento y la capacidad total de residentes es propicio para establecer el funcionamiento centrado en unidades de convivencia.

-¿Qué cambio suponen estas unidades?

-Supone un trato personalizado a la hora de trabajar. Si antes ya tratábamos al residente de una manera cercana para que se sintiese como en casa, ahora nos implicamos doblemente en este aspecto. Intentamos que el residente se encuentre al cien por cien en casa, que tenga un auxiliar de referencia que conozca su historia de vida, su proyecto de vida y que lo podamos llevar a cabo. El objetivo es poder establecer un plan de apoyos para que el residente pueda desarrollar ese proyecto de vida dentro de la unidad de convivencia de la residencia. Todo esto supone un cambio de funcionamiento y una atención centrada en la persona, que es lo que implica el nuevo modelo implantado por la Gerencia de Servicios Sociales, que es un modelo centrado al cien por cien en la persona.

-¿Por qué se diferencian las residencias del Grupo Matellanes?

-Nos avala una experiencia de 25 años en el sector e intentamos que en nuestros centros se atienda perfectamente a nuestros residentes, con una base de respeto, de cariño y que el funcionamiento sea el mejor posible. Desde luego, lo más importante para nosotros siempre son nuestros auxiliares de clínica y los profesionales que llevamos el mayor peso de la empresa. Nuestra política es que el residente se sienta en casa, que esté contento y que reciba las atenciones, el afecto y el cariño que en estas edades son necesarios.

-¿Qué más novedades tienen en las residencias del grupo?

-En este último año hemos realizado obras en todos nuestros centros y actualmente todos ellos están reformados y adaptados a la nueva normativa. Intentamos ampliar nuestra gestión con nuevos proyectos y con la implantación de unidades de convivencia en los ya existentes para mejorar la calidad de vida de los residentes.